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viernes, 20 de junio de 2025

El pez y la metáfora

 

(Encarnación Segura)

 

Los peces no son lo que parecen:

No se trata sólo de un volumen

de cuerpos animados que abultan

nuestras aguas y se comen entre sí.


Como nosotros, tienen ojos, boca, sexo,

esfínteres y carecen de exoesqueleto.

Algunos son tan sociales como nosotros.


Pero más allá de semejanzas y diferencias

los peces son una perfecta metáfora de la

vida: Son dinámicos, fluyen y se nos escapan

de las manos al querer asirlos.


Resbaladizos, van y vienen con un sentido

que nos es ajeno. Pueden nadar contra la

corriente, aunque sólo cuando están vivos.


No los conocemos mucho, pero sabemos

saborearlos y aprovechar sus nutrientes.


La diferencia entre pez y pescado, es la

única que nos importa: Resulta esencial

para el consumo, como todo participio pasado.


El pasado es como el mar, un océano mucho

más antiguo que nosotros. Acaso hayan sido

los peces la primera expresión de vida, más

o menos significativa.


Se presume que después de demorarse un tiempo

en su juego creativo con bacterias, bacilos y toda

esa fauna menor, Dios concibió a los peces,

para poblar tanto volumen de agua ociosa, y

emprender su proyecto evolutivo y amoroso.


Luego, vio que era bueno

y dispuso su multiplicación para que todo

fluyera según el Plan Divino.


No es casual que, más tarde, mostrara una

particular afición por los pescadores:


No sólo es uno de los oficios más antiguos

del hombre, sino que tiene un significado especial:


La pesca y la fe, son inseparables, siendo aquella

el primer acto de fe que se conoce. 

 

Todas las formas de pesca practicadas  a lo

largo de la Historia, incluso antes de la conquista

de la palabra conciencia, expresan el poder de la

fe.


De otro modo, es impensable que alguien arrojara

algo al agua, como una red o una humilde tanza

con un señuelo, esperando algo incierto, y

destinando un tiempo, también incierto, a esa

 

actividad dudosa, pudiendo aprovecharlo para

algo más útil, como ir por una presa terrestre,

entre las tantas que el Creador puso a nuestra

disposición..


La fe es la única respuesta: Para cazar, no hace falta

el concurso de la fe; basta con un poco de astucia.

 

Pescar, es un acto de fe: Ambas mantienen una

necesidad recíproca, creemos.

 

No compartas tus pecados con prójimos necesitados,

enséñale a pescar los suyos.  


 

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