(Florencio Cusenier)
Sujetos eran los de antes:
eran otros hombres más hombres
que éstos, los nuestros.
Y las mujeres… De las mujeres
mejor no hay que hablar: ellas son
de hablar bastante mas que nosotros,
ni hablar de aquellos hombres más
hombres:
Si bien se reconocía como sujeto
hablante, desante y colindante, ese
hombre era parco y recio, reacio a
hablar de más pero capaz de no alzar
la voz y de jugarse la vida.
Era dado al juego, sí, pero no arrugaba
y no sabía recular. Si hablaba, era para
decir algo; no lo ibas a ver hablando de
más.
No, aunque hubiera tomado de más, cosa
que solía, no andaba tomando la palabra
porque sí, como una mujer o un marica.
Salvo que fuera para obligar, en un
sentido amplio y viril: El hombre también
necesita compartir, a veces, como cualquier
sujeto que se precie.
Más cuando tomó de más, y más cuando
toma para olvidar: Necesita que el otro se
juegue a compartir su pena y no le afloje.
Aunque el otro no tenga nada que olvidar.
Es así, o era, porque ya no quedan de esos
hombres: Lo que hoy circula son réplicas
mayormente sospechosas.
Antes era otra cosa, el mismo sujeto propio
era otro. Ese hombre no tiene amigos, no
necesita , pero recaba la solidaridad viril del
otro para poder compartir lo que necesitaba
olvidar:
Esa pena que era suya pero podría haber sido
de cualquier otro. Cosas de hombres, hombres
como aquellos que supieron tallar y hoy ya no
tallan, sin entrar en detalles.
Después, cada uno enfilaba para su casa
y todo se olvidaba, como tenía que ser.
Que para eso está el sujeto, macho
o hembra o no binarie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario