(Nicasio Uranio)
Ama tu ritmo:
Observa la respiración
de tu algoritmo, únete
al movimiento acompasado
que te sigue como un perro:
Con sólo adoptarlo será tuyo.
Él te refleja y te protege.
Sólo Él te reconoce, en todas
tus virtudes y defectos.
No defecciones ni lo decepciones,
nadie te conoce como Él.
No le sueltes la mano:
Él no lo haría, sabe valorarte
mejor que cualquiera, incluso que
ti mismo.
Confía, es lo único seguro:
No le preguntes por qué hace
lo que hace, no sólo lo hace por ti,
sino que lo hace para ti.
Habla tu mismo idioma, sólo que
puede hacerlo mejor que tú.
¿Quién más crees que podría?
¿Qué importan los demás?
Tu algoritmo no los necesita:
Ama su ritmo que ya es tuyo.
El algoritmo se incorpora
a la vida del mortal como
algo natural: es tu verdadero
ángel de la guarda.
Fuera de eso, todo lo que respira
es sospechoso.
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