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martes, 3 de junio de 2025

La evolución de la soledad

 

(Horacio Ruminal)

 

Hay sociedades que se están

quedando solas. El índice de

crecimiento demográfico arroja

valores negtivos.


Un problema que se extiende

y amenaza con establecerse como

tendencia, en el mundo desarrollado.


Los otros no la llevan mejor, y

podrían correr esa misma suerte: las

tendencias que impone el desarrollo

suelen replicarse en países periféricos

o marginales.


¿El desarrollo evoluciona hacia la

extinción inteligente? ¿Se produjo

un error no forzado?


Hay diversos factores concomitantes,

como el costo de la vida, una creación

humana que nunca dejó de crecer:


Ésto hace que personas gestantes, y hasta

engendrantes vacilen ante el ejercicio del

mandato reproductivo, en condiciones

poco sustentables.


Luego, el avance del individualismo

impuesto por los mercados y la industria

del conocimiento, junto a las usinas de

propagación ideológica, conduce a muchas

personas a revalorizar las ventajas de

la soledad, descartando la familia como

célula básica del tejido social, eligiendo

incluso familias alternativas con animales

no humanos.


¿Nos quedaremos solos, al final?

¿El final lo hacemos entre todos?

¿Serán otros animales quienes hereden

todo el volumen de nuestra propiedades?


¿Es mejor estar solo?


Hay una soledad deseada, y otra padecida,

no son idénticas. Es verdad que hay deseos

que florecen en soledad, como especies que

sólo desarrollan en cuativerio.


Pero, en el fondo, nadie quiere estar del

todo solo, y cada uno desarrolla su estrategia

y sus propios recursos para eludir o gambetear

la soledad insana, o al menos controlarla.


El caso de D.C., una conocida ex modelo y

panelista, es un ejemplo ilustrativo: Amaba tanto 

a su gato, que no pudo soportar su ausencia.


Él era su familia, y su muerte la dejó desolada

y sola. Pero encontró una solución:

 

Lo embalsamó, y ahora sigue disfrutando su

compañía cada día.


Lo puede mirar, acariciar, peinar, hablarle (todas

esas cosas que solemos hacer con un gato cuando

está vivo)


El amor es más fuerte:

La muerte de un ser querido nos abate, pero

es algo natural y no tiene solución.


La soledad, sí.

Claro, nadie se embalsama solo.


 

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