(Serafín Cuesta)
El mundo esrá plagado de moléculas,
metáforas e hipálages espurias
que circulan, junto a las impurezas
esenciales que el consumo necesita.
Como es de público conocimiento,
el público necesita consumir
y todo lo consume.
Nadie desespera por metáforas
impuras u otras externalidades
de bajo impacto o menos.
Como consumidores y contribuyentes
no podemos estar atentos a todos
los excesos.
La emisión de impurezas es parte de la
normalidad, que es lo único que hay que
preservar.
Nadie desespera por saber que hay
víctimas de genocidios lejanos
¿Es una novedad? ¿Acaso no hubo otros?
El mundo está compuesto de materia
oscura, efluentes tóxicos, hipálages espurias
y metáforas impuras que circulan.
No hay violencia que bien explicada
y comunicada, no sea aceptada por
contribuyentes y suscriptores como recurso
natural de la evolución:
Ya pasó antes, y la evolución nunca se
detuvo.
La comunicación ha evolucionado
casi tanto como la industria bélica,
y dispone de recursos de diseño
altamente desarrollados para producir
un discurso funcional.
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