(Eleuterio York)
Podría haber sido un buen
artífice, o al menos un discreto
colaborador, un abnegado
cómplice o un partícipe necesario.
Pero carecía de esas vocaciones.
Podría haber probado como autor
comprometido, o tal vez como
investigador privado independiente,
pero no era mi vocación.
Me podría haber lanzado como
observador externo, o como agitador
multipropósito, facilitador o emprendedor
autónomo. Pero carecía de vocación.
Podría haberme formado como consultor,
asesor o perfoverificador, pero no verificaba
esas vocaciones.
Podría haber sido un buen cliente, un reducidor
autosuficiente, un importador, un prestamista,
un prestatario, un usurero habilitado, pero no
poseía esas vocaciones.
Podría hacer una lista de oportunidades que
fui descartando a lo largo de la vida. Pero
las listas suelen ser incompletas y no me
gusta hacer cosas que no puedo completar:
No tengo esa vocación.
Cada uno hace lo que puede, por eso nos
necesitamos a todos, con sus distintas
capacidades y vocaciones bien o mal
desarrolladas..
La vocación no es todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario