(Elpidio Lamela)
Podía contener excesos,
pero la trazabilidad del poema
pivoteaba sobre un rango de
valores aceptables.
Los valores siempre cambian, ése
es su sentido, pero para un poema
diletante sin mayores pretensiones,
los excesos resultan aceptables,
dentro de ciertos parámetros mientras
se perciban funcionales.
Así como los valores se adaptan a los
cambios, la normalidad está sujeta a
la aceptación.
Luego, la adaptación es algo natural:
Una vez naturalizados, los excesos dejan
de ser tales y se adopta su normalidad,
habida cuenta de que no alteran el orden.
Un poema que pretende alterar el orden,
no tiene destino: Se reconoce como un
exceso que no produce ningún sentido
apto para consumo humano.
Ni siquiera sirve para reciclar: No goza
de utilidad residual. Estos productos
sólo subsisten como accidentes, para el
regodeo de los diletantes en sus horas
ociosas.
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