(Rolando Doorland)
Cuerpos que se adiposan y pernoctan
en lo lánguido del día. Sílabas célibes
se incorporan y subyacen en espacios
vacantes de los tiempos débiles, como
mucosas adaptándose al nuevo bolo
en desarrollo bajo los signos de la
época: una época de transición, tan
transitoria como todas.
Son tiempos de resignación y resiliencia,
guardaremos silencio por un tiempo.
Sólo Dios es libre, y vacila sin oposición.
Aunque podría oponerse a todo
en algún momento y destruírlo como lo
creó. Es posible que lo haya hecho ya
otras veces:
No necesita motivos ni argumentos,
a diferencia de los cuerpos que reposan
en un precipitado más o menos líquido,
seminacen, se vuelven y perimen.
Cuerpos separables en sílabas
sonoras pernoctan en lo lánguido
del día, soñado o atisbado como anguilas
trépidas más gordas que la sangre destilada
en nuestro sueño lípido, con distintos
tenores verosímiles.
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