(Epifanio Weber)
Un semitono autóctono
abandonó la escala de valores,
distanciándose en silencio
para ascender a un plano superior
y unirse a Dios.
Tenía pretensiones elevadas
entre paréntesis, la aspiración
a unirse lleva a cometer acciones
desmedidas.
La desmesura el propia de la
Condicion Divina, ahí no hay
límites ni escalas; no hay altibajos.
Dios sabe lo que hace; sólo Él lo
sabe, y sabemos que es imperfectible:
No estamos en condiciones de juzgarlo
ni evaluarlo. No conocemos la música
Divina ni la Mecánica Celeste.
Sólo nos es dado atisbarlas, en forma
parcial y fragmentaria.
El Conocimiento Verdadero es otra cosa.
No podemos acceder a sus escalas infinitas
desde nuestra discreta condición efímera.
Ni comprender nuestra función, si la hubiera,
en el concierto de la Armonía Cósmica.
Un simple semitono puede alterar toda
nuestra precaria armonía de mamífero.
Precipitamos en el goce de la carne,
que sólo busca su reproducción
como Dios manda.
Unirse a Dios, lo resolvería casi todo,
tal vez. No contamos con evidencias
suficientes; es poco lo que se puede
verificar.
Nuestra luz evoluciona, pero aún no
es suficiente para alcanzar a Verlo.
Algunos iluminados e iniciados, han
logrado elevar su conciencia a un plano
superior, ajeno al común de los mortales,
y dicen haber adivinado la Imagen Divina.
No les habló, pero una imagen vale más
que mil palabras.
Dios está engordando, informan.
Pero no le preocupa:
Sabe que nadie lo ve.
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