(Olegario Saldívar)
En la verba muerta del occiso
había vestigios de vestales y
fermentos de turbias emociones
consumidas por el cuerpo.
Resabios de antiguas armonías
superadas por el devenir del
desarrollo histórico y la evolución
de los valores de cambio, que
mueven nuestras lenguas y sus
cuerpos.
La palabra frenesí, caída en desuso
hace ya tanto, es sólo una muestra
de las pasiones que pasaron.
Ya nadie piensa en la palabra frenesí,
se puede pensar perfectamente sin
frenesí. Éste no expresa ninguna de
nuestras pasiones en curso y no excita
ni al más apasionado esfínter.
La ornamenta ocasional en el discurso
voluptuoso y enjundioso del occiso,
muestra los mismos signos de descomposición
que tanto conocemos, desde el mismo cultivo
de nuestros lazos familiares:
Pocas cosas nos resultan tan familiares.
Tal vez fuera posible rastrear el germen
del fracaso en la tradición oral que nos
precede, o en el oramen presuntuoso que
dilataba las pupilas de ávidos lectores
en su diletar absurdo y sin destino.
¿Usted que piensa?
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