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sábado, 30 de noviembre de 2024

Nuevas tendencias filosóficas

 

(Esther Miño)

 

O nos hacemos fuertes,

o nos hacemos miserables:

la cantidad de esfuerzo es

la misma.


Afirmaba un miserable que,

gracias a su esfuerzo, supo

hacerse cada vez mas fuerte.


Ahora es un reconocido

coaching ontológico.


viernes, 29 de noviembre de 2024

Un sueño sospechoso

 

(Senecio Loserman)

 

Ayer volví a soñar conmigo,

hacía tiempo que no me pasaba.


Algunos dicen lo soñé a Fulano,

me suena raro, como si soñar

fuera una acción voluntaria, y

uno pudiera elegir los personajes.


Decir me soñé me parece algo

redundante, además de expresar

una contradicción:


Si soy el sujeto que sueña, el otro

que está ahí no puede ser yo.

Prefiero la preposición “con” en

esos casos.


Luego, uno puede soñar con quien

sea, incluso consigo mismo, como

hice yo.


Hecha la salvedad, puedo volver a

soñar conmigo con notmalidad y

sin contradicción.


No hay que llevar al sueño

las contradicciones de la vigilia

que pertenecen a otra realidad,

como es bien sabido.


Cabe agregar, que más allá del

protagonismo que merezca, uno

no suele presentarse solo en los

sueños:


Se comparten, a veces, con seres

que ya no frecuentamos, algunos

muertos, o de estado e identidad

dudosos.


Hasta viejos amores imposibles o

truncos pueden incorporarse. Todo

es posible en el sueño, a diferencia

de la realidad presencial.


Incluso ese otro, que nos representa,

puede lucir más ágil, joven y esbelto

y hacer cosas que ya no podríamos.


¿Será una burla de aquel, que vino

a apropiarse de nuestro protagonismo,

ahora dudoso y goza reflejando estas

limitaciones del presente real?


¿Qué es lo real?


¿Es real este poema o los reales son

aquellos que escribimos en sueños y

luego olvidamos?


¿Es mejor ser el que sueña, aunque no

sea lo que uno hubiera deseado, que el

soñado?


jueves, 28 de noviembre de 2024

Una interpretación erronea puede truncar una relación

 

(Wilmar Bordenave)

 

Trabé una relación asimétrica

con un pez, pequeño y lenguaraz.


No era un lenguado, pero se fue

desarrollando como toda relación

normal.


(La asimétrica es la más normal

entre nosotros y los peces, al igual

que entre nosotros)


Estaba funcionando, nos entendíamos

lo suficiente (no es preciso entenderse

demasiado en estas relaciones para que

funcionen)


Pero alguien nos pescó

en pleno desarrollo y lo malinterpretó:

Pretendía ayudarme a pescarlo y todo

se fue a pique.


Cuando quise darme cuenta, no podía

reaccionar, ya era tarde: Ahora hasta

yo sobraba en relación a esa historia.


No había forma de mantener la asimetría

que nos unía. Dejé que el pez tuviera la

última palabra y me alejé sin culpa.


Sólo me quedó la vergüenza deportiva,

y tampoco era tanta.


miércoles, 27 de noviembre de 2024

La mosca papa

 

(Cipriano Wilson Cifuentes)

 

La misma mosca que se posó

en la sopa, ahora pisa la papa.


La pisa con todas sus patas

degustándola al papar.


Las moscas tienen patas pares

como los párpados de los pájaros

sin luz y los prelados, sólo que no

saben parpar como la pata con sus

tres patitos en fila:


Apenas emiten un zumbido molesto

y pegajoso como la miel pero sin

valor nutritivo.


Las moscas no producen miel

ni nada aprovechable, pero también

polinizan, aunque en forma involuntaria

a algunas especies bastante dudosas.


El papado de la mosca dura poco, es

una criatura inquieta y voraz que entra

en la casa, y se posa en la superficie de

cualquier cosa o sujeto:


Puede papar papa pisada, puré, papillas

y los restos de la cena de vigilia.


El apetito de una mosca sana

es soberano, no le hace asco a nada:


Come de todo, como cualquier cristiano,

menos moscas. No saben atraparlas y

paparlas, ni conocen el autopapado.


martes, 26 de noviembre de 2024

Antiguos dueños de las piedras

 

 (Eleuterio York)


El que esté libre de sospechas

que arroje la primera piedra.

Dijo un semiólogo de trayectoria

significativa, hijo de un famoso

emprendedor empedernido.


-Sospecho que ya fue arrojada…

Lanzó un verificador independiente.


-Todos gozamos de la libertad de

sospechar de todo y de todos:

Intervino el neurofilósofo que estaba

oficiando de moderador.


-Disculpemé, no comparto: Eso nos

convierte a todos en sospechosos

potenciales. Prefiero que se me incluya

afuera. Yo no tengo nada que merezca

ser sospechado y nunca anduve despertando

sospechas.


-Permitamé, intervino el neurosociólogo

mtriculado: Comparta o no, el derecho a

sospechar es inalienable e inapropiable:

Todos somos sospechables, hasta que se

demuestre lo contrario. Perdón ¿Ud. qué

hace, a que se dedica?


-Me desempeño como poeta popular.


-Vea, expresó un neuroconsultor ontológoco

con vasta experiencia en distintos campos

de la ciencia cognitiva: Ya el primer término

es bastante sospechoso, pero el segundo

multiplica los alcances del adjetivo. Aunque

lo más sospechoso es la conjunción entre ambos,

ese maridaje: Hasta como hipálage es

dudoso. Todos sabemos que el último poeta

popular fue Osvaldo Lamborghini, que supo

diferenciarse de su hermano populista.

……

En ese punto, retomó la palabra el matriculado

que si bien no había heredado la vocación de su

padre emprendedor, no era menos empedernido:

Compañeros, no tiene sentido discutir por una

piedra, que no significa nada, sospecho. Podemos

reemplazar ese significante por otro más apto.


-Para el que mira sin ver, la piedra es piedra nomás.

Soltó el poeta popular en disidencia.


-Olvidemos las piedras. Rectifico la frase para evitar

equívocos controversiales:

Elque esté libre de sospechas,

que arroje la primera flecha”


Un amplio sector de la parcialidad, festejó con

entusiasmo moderado, mientras un conspicuo seguidor

del neurolíder manifestaba:

Esta flecha va en mi mismo sentido.

lunes, 25 de noviembre de 2024

Claves poéticas

 

(Amílcar Ámbanos)

 

Introduce tu clave

en el orificio superior

del cuerpo del poema.


Cuenta los caracteres

y elimina los excesos:


Debes respetar la cifra exacta

para acceder a todos los sentidos

digitales y analógicos que goza

el poema.


El poema siempre goza, aunque

no se los reconozca en ninguno

de sus ùlsos y signos vitales.


Incluso en la lectura parcial del

lector salteado que sólo busca

la satisfacción inmediata.


Hay otras versiones disponibles

del mismo poema entre los orificios

emergentes de ese cuerpo sospechoso

o sus miembros.


Todo goce es sospechoso, en tanto

no apropiable.


El poema permanece mutable, sabe

adaptarse a todas las lecturas y goza,

aún en la vacancia:


Ningún metabolismo le es ajeno, se

ríe de todos sin discriminar: Ahora

lo está haciendo, dando rienda suelta

al estertor desafinado de su risa. Oye

como va.


Se ríe en clave de Fa, pero podría

hacerlo en cualquier otra. Se ríe de

tu clave y de todas las habidas y por

haber.


Dura poco su risa, la vida del poema

es más acotada que la de las palabras,

aunque ambos están compuestos del

mismo polvo enumerable.


Introduce tu clave en el orificio superior

y elimina los excdsos inútiles al polvo.


Ya entraste, ahora puedes sacudirte el

polvo y gozar de todos los sentidos que

dispone el poema.


Sí, podría haber más, depende de cómo

se lea. No lo olvides:


No hay poemas, sino interpretaciones.

Ahora está casi listo para ser olvidado:


Todavía se ríe, no le hagas caso.

No compartas esa risa inopinada.


domingo, 24 de noviembre de 2024

Medida y conocimiento

 

(Armando Labarrera)

 

Mido bien, no me puedo quejar

de mis medidas, sean propias o

adoptadas.


Tengo una medida, hay que tener

y saber medirse sin caer en excesos.


Conozco mis límites, soy un hombre

mesurado en sus acciones, emisiones

y aspiraciones.


Creo que en la medida que todos

supiéramos medirnos adecuadamente

se acotaría el número de conflictos

y mejoraría la convivencia.


Yo tengo una medida para todo

y observándola puedo permanecer

ajeno a los conflictos.


Ser mesurado, es una forma de ser

que nos integra a la sana convivencia

y estimula el desarrollo de la buena

conciencia.


Mido bastante bien, estoy conforme

y respeto todas las medidas aceptables

sin necesidad de competir.


Yo tengo la mía y no me puedo quejar.

No la comparto, hay cosas que no se

comparten:


Hay que ser mesurado con lo que se

emite hacia afuera.


sábado, 23 de noviembre de 2024

Oración al Oro

 

(Abel A.Borda)

 

Oremos por el oro,

al oro oremos y pidamos,

al oro oramos y pedimos.


Oremos por los metales nobles,

oremos por el brillo verdadero

e imperecedero.


Elevemos oraciones luminosas

como éstas, por las almas

que brillaron y cayeron.


Oremos por el oro de los tigres

y los muertos, por las almas que

partieron dejándonos su oro

conseguido o heredado, o al menos

un diente de oro.


Oremos por aquellos que pecaron

para obtener el oro que ahora

atesoramos con fuición divina

y resignación cristiana.


Oremos por todo el oro del mundo

y por el que aún falta extraer,


Oremos por el oro del Vaticano

y sus reservas morales

conservadas a resguardo.


Oremos por el brillo legítimo

del oro de las góndolas

y por los nuevos lingotes

que alumbrarán el futuro.


Oremos a la abundancia que supimos

orillar, oremos a orillas de la abundancia

con metáforas doradas, cintilantes.

Oremos por los futuros orilleros.


Oremos a la luz de los oráculos

que auspician un porvenir dorado

y luminoso para quienes cultiven

la fe en el oro.


Oremos por el advenimiento

del hombre nuevo, cn sus alforjas

llenas de oro y oraciones brillantes

como ésta.

 

Oremos por otro siglo de oro.


Ante un error decisivo

 

(Gualterio Whiteman)

 

Cuando repites un error,

ya no es un error:

es una decisión.


Si no eres capaz de producir

buenas decisiones no lo hagas,

o al menos no lo repitas.


Es mejor ser decidido

y abstenerse:


Si repites el error, ya no es

error: es una decisión.


Si repites la decisión erronea sólo

reproducirás las condiciones del

fracaso, casi sin margen de error.


No te equivoques en la repetición

del error no forzado:


Es mejor ser decidido; no decidas

y deja que lo hagan los que saben

y están capacitados.


Puedes abstenerte, eres libre 

de hacerlo:  es tu decisión.



jueves, 21 de noviembre de 2024

Parábola del misionero

 

(Elpidio Lamela)

 

El misionero y la misionera

treparon a una higuera.


Ambos cumplían sus promesas,

distintas pero simétricas.


Como buen caballero,

iba detrás el misionero,

custodiando las espaldas

de la misionera.


Ambos ascendían, mirando

hacia la cima todavía lejana,

de aquella generosa higuera.


Aunque no compartían la misma

visión: Mientras la misionera

avizoraba las ramas altas y fructíferas


del árbol femenino, que estimulaban

su ascenso, el misionero disfrutaba

otro paisaje, bajo la falda encaramada

de la misionera.


No era un estímulo menor, para

sostener el ritmo ascendente, aunque

como buen caballero, el misionero

hacía la vista gorda: no quería distraer

energías hasta alcanzar la meta.


Ya en la cima, cumplidas las promesas,

el follaje de la higuera generosa

los protegía de miradas indiscretas

y eran libres de responder al llamado

de la carne.


La carne sólo pide carne: sus cuerpos

sofocados pedían sexo, pegoteados por

el roce de las brevas maduras, maduraba

el deseo de los cuerpos impregnados

del dulce zumo y la fiebre de la pasión

que despertaba el sol canicular.


¿Era ése el amor verdadero, que proviene

de emanación divina?


En tales circunstancias es difícil responder.

Nadie sensato se formula esa pregunta

fuera de contexto y, si bien había tensión

en tener que sostenerse ahí arriba, y las

comodidades no eran las mejores, la


misionera había encontrado una rama

gruesa y amigable, donde descansar y

entregarse: estaba dispuesta, por no decir

ansiosa, por no decir urgida, por no decir

desesperada, por no decir…


No había mucho para decir, la primavera

es así y nada vivo le es ajeno.

El misionero no se quedaba atrás, aunque

tampoco avanzaba, pese al avanzado estado

de su deseo: Hay un problema, Soledad…


-No importa, después lo hablamos.

-Es que sólo tengo permitida la posición

del misionero, y acá resulta impracticable.

Es un mandato divino, hay que pecar como

Dios manda, es nuestra misión.


-¿Qué misión?


-Pensemos en otra cosa. Tomá, disfrutemos

estos higos maduros…


-No quiero un higo tuyo, si lo qusiera lo

tomo. Debí haberlo sospechado...


Pequeños gestos de grandeza

 

(Dudamel Rambler)

 

Hoy tuve una muestra de grandeza.

Por humildad, no la compartí con

nadie:


La grandeza está asociada a la humildad.


Nadie tenía por qué saberlo. Es sabido

que la naturaleza humilde no busca

reconocimiento, ni lo necesita, lo que la

engrandece.


Ya tuve otras muestras de este tipo, es

justo reconocerlo, pero nadie nunca se

enteró; no quise compartirlo.


No hacía falra. Mi humildad me lo impedía

y además de no necesitarlo, tenía dudas:

Los humildes solemos tenerlas, nunca las

despreciamos:


Dudar es un signo de inteligencia, y no sabía

si otros serían capaces de entender y valorar

debidamente mis gestos de grandeza.


Ante la duda, yo prefiero mantener la humildad,

para muestra basta un botón.

Sólo yo sé lo que vale un gesto como ése:

Sólo yo sé lo que valgo.


No necesito que nadie reconozca mi humildad,

ni necesito ser reconocido en mi grandeza:


No, reconozco que no, y eso también

me engrandece, con toda humildad.



miércoles, 20 de noviembre de 2024

El legado de los poetas podría cambiar el mundo

 

(Tomás Lovano)

 

-Algún día todos seremos neutrales, supo decir

el poeta.


-¿Qué poeta? ¿En qué sentido?

¿Hasta qué punto se puede ser neutral?

¿Podría fundamentar?


-Usted pregunta demasiado, los excesos no

conducen a nada.


-Al menos responda alguna, dígame el nombre

del autor de esa desmesura…


-Preferiría no hacerlo, al hombre no le gustaba

que lo nombren de vez en cuando; estaba en

contra de la propiedad intelectual y prefería

el anonimato.


-Una forma de neutralidad, desde el anonimato

se puede decir cualquier cosa…


-Sí, y allí se alcanza la verdadera libertad. Hay

que volver a la responsabilidad anónima, y que

cada quien se haga cargo de su propia neutralidad

en un sentido u otro. ¿Ahora lo entiende?


-Creo que no termino de entenderlo…


-Bueno, eso es problema suyo   ¿Cuánta más

claridad se le puede pedir a un poeta?


Blando

 

(Emeterio Askman)

 

Blando este cuchillo blando,

blando como pocos mientras dura

la noción en su función armada.


Otros blanden en vano

objetos contundentes y brillantes

como bálanos turgentes.


Yo no creo en el brillo consonante

de la oruga, ni la duración sospechosa

de la maniposa.


Blando mi cuchillo blando

sin segundas intenciones:


sólo para sentir que blando con toda

propiedad, como cualquier miembro:


Blandir es tan humano como hablar

y rezar sin razonar: Blandimos

nuestras propias armas, superiores a

todas las naturales.


En mi país fuimos duros,

pero no teníamos mucho futuro.

Mutamos, abandonamos el exoesqueleto

para evolucionar en cuerpos blandos.


Blando mi cuchillo blando.

Acá no se consigue, lo traje de un viaje

a Silicon Valley:


Es un cuchillo siliconado, ergonómico,

automático e inteligente: Un poco más

que el lector promedio.


martes, 19 de noviembre de 2024

Otra experiencia única

 

(Senecio Loserman)

 

Ahora vacilo con mayor seguridad,

la experiencia siempre paga:


Ya no soy el de antes, puedo afirmar

sin vacilar: Hoy mi experiencia lo

puede afirmar.


En el pasado, mis movimientos eran

más bien torpes y vacilantes. Como

buen principiante, me precipitaba.


Luego, la ansiedad y la torpeza propias

del novicio, producían vacilaciones

viciadas e imprecisas:


No se notaba que vacilaba, ni si dejaba

de hacerlo.


Sólo el tiempo corrige nuestras impericias,

después de una práctica metódica.


La experiencia paga, ahora controlo todos

mis movimientos a conciencia, y vacilo

con seguridad, de un modo natural:


Nadie puede dudar cuando vacilo,

no conocen mi pasado vacilante.


domingo, 17 de noviembre de 2024

La emisión de valores silenciosos

 

(Asensio Escalante)

 

No es sencillo hacer silencio,

es más fácil no hacerlo

y dejarlo a los que saben.


¿Reconoces el silencio de negra

con puntillo?


La negra es la figura más común

y el puntillo es semejante a cualquier

punto suspensivo de los nuestros.


Sólo que tiene otro valor

y altera el de la figura.


Es un puntito negro como un gato

y se asemeja bastante: Los gatos

se asemejan, parecen todos iguales

para todo el mundo.


Pero para nosotros, el nuestro es

único y tiene otro valor, aunque

para los otros sea sólo un gato,

sean ellos gatos, perros o personas.


Los valores del silencio

son cambiantes y diversos:

como los de cualquier persona

más o menos silenciosa,


que asemeje a un sujeto, con su valor

de cambio y sus valores agregados.


El puntillo podría agregarle

la mitad de su valor.



sábado, 16 de noviembre de 2024

No pares de sufrir, sólo sé selectivo

 

(Epifanio Weber) 


Hay cosas, que el hombre no ha

podido erradicar del mundo:


El hambre, la injusticia, la violencia,

la miseria, la codicia…


Tal vez algunas las resuelva en el

futuro; hasta ahora no hay indicios.


Hay sólo dos que son inevitables:

La muerte y el dolor.


Pero el dolor, acaba con la muerte.


¿Venimos a sufrir?


No tanto, a pesar de ciertos discursos

religiosos que medran con el sufrimiento

y lo necesitan para justificarse.


El dolor es inevitable, el sufrimiento

es opcional:


Aprendiendo a gestionarlo en forma

adecuada, sólo una parte de aquel

se transformará en sufrimiento.


¡Decide lo que sufres!


No sufras sin necesidad: El dolor

es parte de la vida, es constitutivo

y es un signo vital.


Este mundo, es mayormente doloroso

y no es tu culpa: No te hagas cargo de

culpas ajenas, ocúpate de gestionar las

tuyas, que seguro las tendrás.


No busques culpables, es inútil: Los que

lo hicieron, siempre terminaron mal.


Los inteligentes buscan soluciones, sólo

los inútiles buscan culpables.


No hay necesidad de sufrir de más:

No sufras sin necesidad.

viernes, 15 de noviembre de 2024

El éxito de la fe

 

(Abel A.Borda)

 

-¿Usted cree en el éxito?


-Sí, creo que es una cuestión de fe.


-¿Está seguro?


-Puedo dar fe, yo creo y no me va

mal. Y no creo ser el único.


-Es posible. ¿Cómo fue su experiencia?


-Siempre creí, y nunca bajé los brazos.


-Sí, pero la pregunta apuntaba a conocer

cómo se le manifestó el éxito.


-No, no lo conozco: todavía no se ha

manifestado.


-Entonces, no tiene muchos elementos

para afirmar que es una cuestión de fe,

me parece.


-¿Cómo que no? Esa es una inerpretación

sesgada: No es determinante que yo, aún,

no haya conocido el éxito. En cambio, sí

lo es el hecho de que a pesar de eso, yo

mantenga intacta la llama de la fe.


-¿Y cuál es la fe que no anima?


-La fe en el éxito, ese fuego sagrado que

acompaña a los ganadores.


-¿Qué logros acredita para reconocerse un

ganador?


-Todavía no ganamos nada, pero nada es

definitivo cuando hay fe:

El éxito es cuestión de fe, y mi fe es un éxito

irrefutable.


Refugios temporales

 

(Olegario Saldívar) 


Nubes contenciosas, escamosas,

amorfas y ojerosas, frecuentaban

el cielo de mi choza.


No las despreciaba, ellas me

acompañaban y no conocía

de nubes otra cosa.


Podía reconocerlas, recostándose

en el cielo humilde de mi choza

¿eran siempre las mismas?


Era una choza humilde, como yo,

no sé si tan o más dichosa.


Tampoco sé si era tan mía

como las nubes, pero no

conocía otra cosa.


Con sus formas cansadas y ojerosas,

bien me bastaba esa choza:   Entraba

y salía de ella, sintiéndome feliz

como una babosa.


Después fue el temporal

y nada volvió a ser igual.


Mi choza ya no está,

ni las nubes son las mismas.

jueves, 14 de noviembre de 2024

El cambio oportuno

 

(Florencio Cusenier)

 

Depuse las armas

y abandoné la posición.


Deposité en el cambio

mi vieja aspiración, y sin

medir consecuencias me dí

a la aventura de cambiar

de posición.


Mis armas ya no eran las

de antes, habían perdido

casi todo su valor y no

servían para persuadir a nadie:


Estaba persuadido.

Los cambios son inevitables

y las posiciones cambian

todo el tiempo.


Hay que adaptarse a las

nuevas condiciones, antes

que sea tarde.


Hay que adaptarse a los

cambios de época, a los cambios

de estación y a las nuevas

aplicaciones del tiempo.


No hay que temer al cambio:

es lo único que permanece, dijo

Heráclito hace tiempo.


Hay quienes insisten en que es

mejor andar armado en estos

tiempos.


Sin embargo, yo me siento más

liviano sin ese peso inútil, más

ligero y mejor dispuesto al

cambio.


Además, percibo que mejoraron

mis deposiciones, en sentido

productivo.


miércoles, 13 de noviembre de 2024

El poema falso positivo

 

(Tomás Mercante)

 

Éste no es un poema,

pero podría adoptar la forma

de un poema y pasar desapercibido

que no lo es.


Hay otros que no parecen poemas

y, sin embargo son: Sabemos que

los recursos poéticos son engañosos.


El mismo engaño es virtud en el poema.

Pero no me engaño: éste no es un poema.


Aunque podría asemejarlo, si le adosara

un pseudópodo poético que bien adaptado

a la función, desarrollara el engaño hasta

alcanzar el éxito.


El éxito del engaño es un éxito engañoso,

aunque no menos que otros, no sólo para

el poema, que siempre es un engaño.

No nos engañemos:


Éste no es un poema, él lo sabe y no lo

reclama: No se reconoce, ni espera ser

reconocido, ni siquiera como poema

engañoso o falso.


No pretende parecer lo que no es,

y ni sabe bien qué es.


Bruxismo y valores digitales

 

(Tomás Lovano)

 

Después de tantos años

de bruxismo sostenido,

no tengo remordimientos.


Con los dedos de una mano,

o de la otra, podría contar 

los dientes que me quedan.


No pregunto cuántos son:

El bruxismo funcionó, y gracias

a esta prótesis todavía funciona.


El remordimiento,

como el reconocimiento

no producen nada.


Es tiempo perdido, como masticar

el vacío o masticar la pérdida:


Remorder, reconocer, son funciones

de la repetición masticable.


A cierta edad, no se necesita

contar con los dedos ni contar,

mucho menos con los dientes,

 

que pueden ser reemplazados 

ventajosamente.


martes, 12 de noviembre de 2024

Brillos apócrifos

 

(Amílcar Ámbanos)

 

El rutilar de ácidos marinos

confunde la visión del forastero.


No ocurriría lo mismo 

si fuera un avezado navegante

o un simple marinero.


El mar es un misterio caudaloso

desde que el tiempo es tiempo,


henchido de vida que circula

inasible a los ojos del observador

ocasional y del turista genérico.


¿Qué es el tiempo, mar o río?

Se preguntaba Omar, y ante la falta

de respuesta le cantaba al vino.


Los fenicios eran buenos navegantes

pero odiaban el turismo de aventura,

como todo verdadero aventurero.


Claro que no es lo mismo navegar

un río que un océano. Pero el turista

tiene otra visión:


Le basta ver el agua y saber que es

agua: Disfrutan de la quietud en cubierta

y del movimiento de su brillo acidulado.


Creen que el agua es agua

y es igual en todos lados:


No necesitan profundizar, ni saborear

la sal: La sal es sólo una e insoluble,

viva o muerta.


Las sensaciones no necesitan ser

verificacas ni profundizadas.


 
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