(Abel A.Borda)
-¿Usted cree en el éxito?
-Sí, creo que es una cuestión de fe.
-¿Está seguro?
-Puedo dar fe, yo creo y no me va
mal. Y no creo ser el único.
-Es posible. ¿Cómo fue su experiencia?
-Siempre creí, y nunca bajé los brazos.
-Sí, pero la pregunta apuntaba a conocer
cómo se le manifestó el éxito.
-No, no lo conozco: todavía no se ha
manifestado.
-Entonces, no tiene muchos elementos
para afirmar que es una cuestión de fe,
me parece.
-¿Cómo que no? Esa es una inerpretación
sesgada: No es determinante que yo, aún,
no haya conocido el éxito. En cambio, sí
lo es el hecho de que a pesar de eso, yo
mantenga intacta la llama de la fe.
-¿Y cuál es la fe que no anima?
-La fe en el éxito, ese fuego sagrado que
acompaña a los ganadores.
-¿Qué logros acredita para reconocerse un
ganador?
-Todavía no ganamos nada, pero nada es
definitivo cuando hay fe:
El éxito es cuestión de fe, y mi fe es un éxito
irrefutable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario