(Serafín Cuesta)
Esta piedra vacila,
es una piedra libre.
Ante la piedra vacilante
el sujeto puede optar:
Soslayarla y apartarse,
o apartarla de su camino.
¿Es suyo el camino?
¿La piedra está perdida
como parte del camino que
le pertenece?
¿O, por el contrario, se trata sólo
de una piedra libre y ajena que
podría hacer suya?
El sujeto es libre de vacilar
ante esa piedra dudosa, podría
evitarla y avanzar en su camino
con indiferencia:
Es sólo una piedra, como tantas,
salvo que la tomara y la hiciera
suya para sumarla a su colección
de piedras.
(Un sujeto bien plantado, es libre
de coleccionar todo lo que desee
y agregar en libertad)
Tengo bastantes piedras ya, pero
ésta no la tengo: es una piedra libre.
La piedra permanece ajena
a las cavilaciones del coleccionista
que vacila como sujeto y viceversa.
Ella no puede hacer nada en ese
sentido, hace tiempo que está ahí
y aún no conoce su destino:
Es una piedra libre que vacila,
vacila como sujeto.
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