(Cipriano W. Cifuentes)
Lo había pescado en actitud
sospechosa, y eso me dio
mala espina.
Era un pez como cualquier
otro; lo raro era esa actitud:
No se resignaba a ser pescado,
resistía con una energía digna
de mejor causa, cuando lo más
sensato y correcto hubiera sido
aceptar la realidad:
Su causa estaba perdida y, por
mucho que le pesara no volvería
a ser pez:
Ya era un participio
en todo su volumen y peso,
no se vuelve de eso.
Lo mató la necedad, sospecho,
esa actitud de no aceptar la
realidad nunca conduce a nada.
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