(Cósimo Stancatto)
Del bicho al lecho hay un buen
trecho, una distancia pronunciada,
pensó el bicho, mientras guardaba
silencio y mantenía distancia.
No era más que un insecto, como
tantos, que se aventuraba a descubrir
nuevos paisajes.
No sabía que era un insecto, no se
reconocía (aunque se comportaba como
si supiera) ni siquiera se autopercibía
bicho.
Los bichos son así, hay que tener cuidado:
andan por todas partes y al no reconocerse
no tienen límites:
Entran a tu casa como Pedro por la suya
y son capaces de acceder a tu lecho, y
hasta a tu propio cuerpo.
No sabemos con qué intenciones, aunque
sabemos que no conocen límites, y las
consecuencias de eso ya las conocemos.
Conviene ventilar el lecho, por si las moscas,
para librarlo de bichos e impurezas. Cambiar
las sábanas con alguna frecuencia
y permanecer alerta.
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