(Horacio Ruminal)
Los animales de consumo
son
animales–pienso (animales
que responden al pienso)
y el pienso es pienso–animal
(pienso pensado para esos
animales) *
Genética, animal y pienso
son las tres patas del mismo
negocio, o la misma industria:
a criterio del consumidor.
Si pienso como animal, puedo
comer pienso o animales, es
indistinto.
Podría no pensar, y saborear a
gusto mi forraje, tanto como
los animales disponibles, sin
culpa ni contradicción:
¿Acaso no soy un animal?
¿Soy más animal cuando pienso
o cuando como sin pensar?
Pienso que no, los animales criados
para el consumo no eligen su dieta,
comen sin pensar lo que les damos.
No saben que serán sacrificados
ni piensan en su destino: En un
sentido, ellos también consumen
y son parte de la cadena trófica
como todo el mundo.
Pienso: Son pocos los organismos
que eligen su destino. Muchos ni
saben lo que significa, ni saben lo
que consumen.
II
Los oligopolios que controlan la industria
genética, seleccionan para la reproducción
a los individuos más útiles, en función
del rendimiento para consumo.
Los oligopolios que controlan el negocio
del pienso, lo producen pensando en lo
mismo.
Nosotros, consumidores finales, consumimos
lo que ellos deciden, no hay mucho que pensar.
No importa lo que comas, ya todo está
pensado; sólo tenés que digerirlo.
Pensar en aquello ya establecido como normal
e inevitable, no sirve para nada; es más: es
inútil.
Los animales de consumo, son
animales pienso (responden al pienso)
a diferencia de nosotros,
que respondemos sin pensar.
Si querés perder el tiempo, mejor escribí
un poema, ni lo pienses.
No tiene por qué ser apto para consumo
humano.
(*) Tomado de Ferrán García, de Veterinarios
Sin Fronteras, España, 2011 publicado poe GRR
(Grupos de reflexion rural)
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