(Amílcar Ámbanos)
¿Cuánta carne necesita el hambre?
No contamos con una respuesta que
pueda satisfacer a todos, pero de las
otras tenemos de sobra.
En principio, dependerá del número
de miembros aceptados. Desde ya,
podemos afirmar que carne no nos
falta: Sin carne estaríamos muertos.
Somos un planeta carnívoro, hay que
reconocer. Pero la evolución del precio
de este insumo, junto a otros factores
coyunturales y estacionales (como el
surgimiento de dietas exóticas y ajenas
a nuestras tradiciones ancestrales) ha
hecho disminuir el consumo de esta
proteína elemental en nuestras pampas,
proveedoras de carne al mundo y a la
vez, cuna de las mejores carnes:
Somos el lugar donde más carne se
consume, se come y se comercia.
II
El comercio de la carne, es la base de
nuestra cultura gaucha: Puro campo,
mate y asado.
Hasta hace poco, el promedio acusaba
casi 60 kilos por habitante al año.
O sea, cada cristiano de los nuestros,
daba cuenta del peso de un semejante en
un año.
Claro está, que los promedios suelen ser
engañosos: Algunos no prueban ni un
chorizo, una morcilla, un caracú…
Mientras otros se llevan puestas varias
reses de semejantes en el mismo año.
Pero el promedio bajó, perdimos más de
10 kilos, y tiende a seguir bajando.
Cuarenta y pocos kilos es poco para un
semejante; apenas un adolescente magro.
Las autoridades se muestran preocupadas:
Si no revierte esta tendencia, pronto
comeremos niños, o ni eso…
III
No faltan las teorías conspirativas, que
acusan a la sinarquía internacional de
querer convertirnos al veganismo, para
debilitarnos y dominarnos…
Otros, desde una visión más positiva,
advierten que no todo es carne en la
vida de la carne, y disponemos de
recursos suficientes para seguir generando
empatía por varias generaciones:
Los hábitos cambian, las culturas también,
y por suerte hay soja de sobra, como para
tirarle a los chanchos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario