(Aquino Lamas)
Estamos solos
aunque no estemos solos,
sólo quien lo sabe
puede estar con alguien,
interrumpir en forma provisoria
esa condición y compartir su
soledad con otra.
Los lazos no son lisos,
pueden ser más o menos lacios
o laxos: algunos son sinuosos
y complejos, a menudo hay que
desanudar, liberar, desentumecer.
A veces resulta trabajoso estirar
fibras e hilachas y elongar.
Preferimos estos lazos ilusorios,
que no alteran ni comprometen las
condiciones normales, naturales
de la soledad primordial.
Los lazos están solos
y pueden deslizarse en casi todos
los sentidos dados.
A veces encontramos, por azar, unas
palabras que nos unen a algo así
como una sensación de alivio:
Puede haber otros mundos,
incluso tan deshabitados
como éste.
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