(Dudamel Rambler)
Honrar las deudas.
Ornar la desmesura hasta que
precipite el fluído intrínseco
de la pasión dudosa.
Licuar el pasivo,
aggiornando los enseres excedentes
como ofrenda a la conciencia heredada
por generaciones:
Hay que amortizar los costos
correspondientes a tanto amor
no correspondido y tanta tensión
no trabajada (tachar lo que no se
corresponda)
Y tributar en justa proporción
al desatino de cada contribuyente
activo, pasivo o indeciso entre la
acción y la pasión.
II
Los cadáveres no cuentan,
basta sostener el ritmo debido,
apasionarse con la condición
deudora y abonar la desmesura
que fluye y desafía hasta lo inédito
en el concierto de las nociones.
El oro no lo es todo, se puede
invertir en armas, bonos, cuerpos
y pasiones que contemplen el
lujo y la lujuria.
El presente siempre fue deudor del
pasado. Por fortuna, en estos pagos
si algo abunda son las formas de pago.
III
Que todo fluya, y nuestras naves
cargadas de presentes y ofrendas
substanciosas y ornadas de gratitud
lleguen a buen puerto.
Disfrutemos el fluir de nuestros propios
humores y su música morosa.
Disfrutemos el acre hedor de nuestra
combustión interna, con unción empática
hacia los seres superiores a quienes
tanto debemos y de quienes tan poco
sabemos.
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