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miércoles, 20 de julio de 2022

No paro hasta la meta

 

(Abel A. Borda)

 

No voy a parar,

puede que ceje

pero mantengo el eje.


Un eje no promete mucho,

pero nunca falta a la promesa:

siempre cumple su función.


¿Te resultó útil esta pausa?


No importa, sigue siendo funcional.


El sentido fiduciario

genera oportunidades

para el turismo turiferario:


Oro ante el turíbulo de oro.


No voy a pronunciarme en un sentido,

dijo un viandante cejisuelto que balaba

entre bueyes perdidos.


Los bueyes saben perderse y vacilar

entre los bosques. Hay que sospechar

del ganado que se pierde, del animal

sin marca y de las marcas dudosas:


Hay mucho abigeato suelto

entre nosotros.

 

 

II

No voy a parar hasta no saber

dónde iremos a parar si se

nos cae la rama (puede que

ceda, puede que ceje y haya

que despuntar otro eje)


Que el árbol no nos tape el bosque,

la información es poder; el cuerpo

está repleto de información:


Si logramos mantenernos informados

estaremos a resguardo; conviene estar

del lado del poder, según los medios

concentrados.


La concentración y la información

son tributarias del poder.


El poder corrompe pero es necesario:

El no poder, angustia y desespera:


De los desesperados, no se puede

esperar nada. Confunden las consignas,

no tienen códigos y carecen de metas.

No conocen límites y son capaces de

todo.

 

 

III

No voy a parar, puede que ceje,

pero mantengo mi eje, aunque

no lo comparto (hay cosas que

no se comparten)


El discurso es un arma, como la técnica,

el conocimiento y la fe.


Me rectifico, las armas siempre apuntan

para el mismo lado: conviene correrse

para no ser blanco, los blancos tienen

los días contados.


La Naturaleza contiene toda la información

que necesita la biología, pero no sabe

gestionarla de modo inteligente.

 

 

IV

No me rectifico, aunque pueda desdecirme.

Los locos son los únicos que no se rectifican;

hablan nuestro mismo idioma, y puede que

lean lo mismo; pero no leen lo mismo:


La lectura patológica les permite percibir

otros sentidos: hay cientos de sentidos

dando vueltas, no sabemos cuantos son.

¿A quién le importa?


Por el contrario, el discurso patológico

abunda en significantes, pero es deficitario

en la producción de sentido conocido.


Hay locos locuaces y locos apocados,

locos genéricos y específicos. Usan

pocos apócopes los locos, y algunos

ni saben que son ¿locales o visitantes?

¿Locadores o locatarios?


Las locas no quieren saber nada

con la teoría de cuerdas.


No voy a parar.


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