(Onésimo Evans)
El océano siempre fue una
oportunidad para la investigación
científica y la extracción de
conocimiento:
Todavía es una fuente de misterios.
Sabemos que la vida surgió en el
agua, y se adapta a las condiciones
más adversas.
Hay profundidades aún inaccesibles
para el hombre; ninguna de sus naves
resistiría esa presión.
Sin embargo, gracias a los recursos
tecnológicos, se ha podido sondear
y recoger alguna información:
En esas profundidades abisales, por
debajo de los once mil metros, hay
especies de peces que viven como si nada:
están adaptados y circulan naturalmente
sin sentirse presionados.
Allí, la oscuridad es total y perfecta.
Algunos son ciegos: la selección natural
dispuso que era un sentido inútil en ellos
(para lo que hay que ver…)
Otros no lo son, pero no lo saben.
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