(Horacio Ruminal)
Este verbo no daba para más,
hay parámetros, perímetros
y fugas tal vez imperceptibles:
No mueven mi amperímetro.
Medí mi mapa, sin abandonar
la empresa: un verbo siempre tiene
algo para dar, sabiéndolo exprimir
y cultivar: cultivamos para extraer,
es un hecho, un parásito
es un contacto estrecho; la cantidad
no cuenta: El canto parasitario puede
oscilar entre distintos parámetros, no
se sabe cuántos son, pero no nos
mueve el amperímetro.
La presa se sueña predadora
pero no lo expresa: no le es dado
el verbo dar, no puede distinguir
entre dar y recibir.
Sólo nosotros -nuestros verbos-
conocemos la diferencia
y nos diferenciamos por poder
reconocer:
predadores que se reconocen
dadores y receptores -somos capaces
de dar vida y muerte, indistintamente-
Sabemos compartir el mundo
con nuestras presas; son bastantes
y podemos compartirlas.
Los parásitos también son parte de
la vida -la mayor- pero no nos
representan: no nos generan empatía,
no nos resultan atractivos ni tienen
nada para extraer:
Con ellos sólo compartimos
la condición parasitaria.
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