(Dudamel Rambler)
Me solazaba en la complicidad
de mi propio silencio:
Una práctica amigable con las
actividades solitarias que aún
cultivo.
Un silencio cómplice siempre suma:
Todos necesitamos una porción de
silencio en algún segmento de la vida
o del día:
Sea para la introspección, el monólogo
interior o para atender las necesidades
ontológicas, a menudo postergadas por
el vértigo de la lucha por la vida.
Sabemos que la vida es lucha, pero
¿Es algo más? ¿Hay otra parte de la
vida, por la que habría que luchar?
No estamos solos, pero puede que sí.
El silencio tiene un costo, no es un
derecho pero hay que conquistarlo,
como si lo fuera:
Todo derecho tiene un costo.
Podría haber sido un buen cómplice, o
un cómplice perfecto, pero estaba solo.
Más allá del valor de lo que hagamos
o dejemos de hacer, para hacerlo
siempre se necesitan cómplices:
Nadie lucha mucho solo.
Todos necesitamos cómplices, pero no
todos tenemos vocación, no es muy
valorada.
(Hago un minuto de silencio por ese
cómplice fuera de servicio que pude
haber sido)
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