(Gualterio Whiteman)
No hay atajos para el éxito,
su único precio es el esfuerzo.
Asume con orgullo tus ambiciones
y esfuérzate por convertirlas en
realidad.
La realidad se adapta a las distintas
necesidades de la ambición humana:
No hay nada que no podamos ambicionar.
Las ambiciones cambian, según la
realidad de cada sujeto. Pero tanto
el orgullo como la ambición, son
propios de la condición humana:
Los animales no tienen ambiciones, y
es poco probable que conozcan algún
orgullo: No hay registros disponibles
de ninguna marcha del orgullo animal.
(Hubo una del orgullo primate, pero no
fue casi nadie)
Por otra parte ¿Qué motivo tendrían
para marchar o merecerlo?
Bueno, hay una frase que bien podría
generarles orgullo: Los animales nos
hacen más humanos…
Pero no la conocen, no lo saben y
tampoco entenderían la metáfora.
II
Por el contrario, a nosotros nos sobran
motivos de orgullo, desde el genérico
por nuestra condición superior, hasta los
individuales y específicos:
Somos libres de producirlo y distribuirlo
según el propio criterio (esa sola libertad
ya sería motivo suficiente de orgullo)
Todo puede ser motivo de orgullo, si se
sabe asumir. Hasta las ambiciones más
viles y las historias más abyectas.
Incluso, conozco a alguien que carece por
completo, no tiene ninguna ambición
y está orgulloso de esa falta.
En cualquier caso, el orgullo es una fuente
de bienestar, un sentimiento confortable.
Junto con las ambiciones y los animales,
podríamos decir que el orgullo nos hace
más humanos.
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