(Inés Pérez)
Pertenezco a la casta
de los castos y las puras.
No soy tan pura, pero soy
más casta que Yocasta.
No creo en la pureza
de las castas, ni en catastros
que enmohecen.
No me enorgullece mi condición,
ni me pesa: No fue elección ni
vocación.
Antes bien, con gusto la hubiera
perdido, como se pierden tantas
cosas; la juventud también.
Sólo que no encontré la ocasión,
ni nadie con quien valiera la pena
perder algo, por poco que valiese.
Pasada cierta edad, es más difícil
perder la castidad: No pierdo la
esperanza porque nunca la tuve.
Conozco esos cuerpos, los he visto
muchas veces, por propia voluntad
o no. Sé lo que pueden hacer por
nuestro goce, y no es mucho.
No me preocupa pertenecer a la casta
de los castas, sé cómo arreglarme sola
sin necesidad de depender de nadie:
En eso me parezco a dios, aunque no
sea tan pura. No, no puedo compararme
con semejante personaje:
Yo nunca condené a nadie.
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