(Hildebrando Sábilo)
No entiendo lo que escribo,
me confió el poeta entrado en
años.
Antes era más limpio y claro,
y hasta tenía voluntad para tomar
un tiempo y revisarme, corregirme
buscando mayor claridad, incluso
en los errores y vacilaciones propias
de la edad: aquella edad dudosa en
que la vida toda es un ensayo.
Me ensayaba sin premura, confiando
en mis propias correcciones, con esa
pasión que nos impulsa al desatino,
tan válido como cualquier destino.
La pasión se nutre del ensayo y el error
y la repetición sin contradicción: Ya
vendrán otros a contradecirnos.
A veces no entendía lo que escribía,
pero estaba claro; sólo había que
pasarlo en limpio.
Ahora no entiendo casi nada, tal vez
sea algo natural: un signo de que ya
estoy viejo para poeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario