(Amílcar Ámbanos)
Un suspiro de Dios
podría barrerte de este mundo
y acabar con vos en un segundo.
No le costaría nada hacerlo,
no tendría ningún costo que
asumir ante ninguno.
Sin embargo, no lo hace:
No lo ningunees, tratá de serle
útil, o al menos no contradecir
sus deseos o expresiones.
Deberías mostrarte agradecido:
Él te creó, como a todo el mundo,
sin pedirte nada:
Esta vida, aunque breve y acotada,
es sólo una parte insignificante del
poder de su creación.
Hay organismos que viven un día
o menos, un suspiro. Y no se quejan.
No deberías quejarte, son muy pocos
los que superan nuestra esperanza de
vida: Fue generoso con nosotros.
¿Sabes por qué?
No, claro, no te importa.
Todo lo que eres, con tus defectos de
terminación, tus miserias, tus preguntas
y tus vicios es producto de la Creación
Divina:
Un Sacramento que hay que agradecer
hasta el último suspiro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario