(Emeterio Askman)
-Creo que leí de más, Padre.
-La naturaleza humana es proclive
al exceso, hijo: Somos carne, que
es hija del exceso y procede del pecado.
-Lo sé, Padre. Sé que la carne es triste
y que todo lo he leído.
-Hijo: La lectura, aunque sea excesiva
no configura un pecado, a no ser que
incluya textos satánicos, libros prohibidos
o palabras contrarias a la Voluntad de NS.
Además, creo que estás mintiendo, nadie
sensato puede haber leído todo lo escito,
siquiera en el último siglo.
-No sé, Padre, todo lo que leo me evoca
otras lecturas.
-Es natural, hijo, hace mucho que venimos
copiando y remedando a los que nos han
precedido, no sólo en la literatura y el arte.
La originalidad es cosa del pasado, ahora
recreamos: No hay nada nuevo bajo el sol.
A propósito ¿Has leído las Sagradas Escrituras?
-Sí, Padre, hace muchos años. Recuerdo que
fue bastante excitante, hay más pecado ahí
que en cualquier otra parte.
-Es posible, pero debes interpretar el sentido
metafótico, es la forma correcta de leer esos
textos.
-Todo puede ser leído en sentido metafórico,
Padre. Sé bastante de metáforas, anáforas,
hipérboles, hipálages, paronomasias y otros
recursos como la metonimia, el antanáclásis
o el anacoluto. No quiero presumir, Padre,
pero creo conocer todos los recursos retóricos
habidos y por haber. Le dije que leí de más…
-Hijo, te repito que ese esceso no constituye
pecado. Podrías sentirte orgulloso de tus
lecturas, como Borges…
-Sí, él se consideraba mejor lector que
escritor, había leído bastante, y seguramente
mucho más, si no hubiera perdido la visión.
Aunque creo que era falsa modestia, le
gustaba mostrarse humilde como un atributo
más de su grandeza. No hay que creerles
mucho a los lectores que escriben; confío
más en los escritores que leen.
-Sospecho que tu también lo haces…
-Sí, no pude evitarlo. Todo lo que un cuerpo
incorpora, acaba siendo emitido de alguna
forma: Somos metabolismo.
-Sí, pero un metabolismo superior, bendecido
por el diseño Divino y la agregación del alma
que le confiere otro valor a nuestro cuerpo.
-¿Es patrimonio exclusivo de nosotros, es una
conquista humana, Padre, el alma?
-Sí, aunque no es una conquista sino un Don
Divino, que nos diferencia de los animales:
Sin ella, estaríamos comiéndonos unos a otros
como los animales…
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