(Elpidio Lamela)
Como sujeto dejaba que desear,
pero escribía algunas lineas
envidiables.
Su escritura era sólida y fluída,
sin fisuras, pero no resolvía el
tratamiento poético de sus residuos
patológicos de modo sustentable.
Lo más envidiable, es que con toda
esa porquería pudiera hacer algún
poema bueno y envidiable.
Como sujeto dejaba bastante que
desear. Pero una cosa es el sujeto
físico, el histórico, el político, otro
el que produce el lenguaje y otro el
sujeto poético.
Podemos diferenciarlos, pero no
compartir sus diferencias: Hay cosas
que no se comparten, sólo podemos
envidiarlas.
Fuera de ahí, el sujeto sano no tiene
nada que envidiar, en otras palabras,
no despierta sino una sana envidia
y nunca deja que desear.
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