(Onésimo Evans)
El poema estaba servido: listo
y acabado, yacía inmóvil y expectante
¿Sería abandonado a su suerte?
Estaba dispuesto a todo,
al ser examinado respondía sin titubear
a las condiciones del servicio y las cláusulas
de oficio.
Disponía de todas sus funciones,
miembros y orificios.
Contaba con los elementos necesarios
y una distribución ecuánime, como
para su aprobación y puesta en circulación.
El Corrector Supremo lo revisó,
lo palpó de armas y lo midió
de un orificio a otro:
Está bien, tiene todo,
sólo le falta hablar.
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