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jueves, 13 de abril de 2023

Precios sensibles

 

(Aparicio Custom)

 

No desprecies la sensibilidad de nadie.

La sensibilidad de cada uno, es su genio.

(Baudelaire)


Nadie sensato podría no estar de acuerdo

con el poeta, salvo, tal vez, alguno sin

sensibilidad social o algún poeta de esos

que se apartan del mundo porque lo desprecian

y son ajenos a su sensibilidad.


Sensatez y sensibilidad no son lo mismo:

Aquella se vincula al sentido común, que

impera más allá de la voluntad del poeta,

sujeto o aspirante.


La otra es común a todo organismo vivo,

califique o no como sujeto. Todos somos

sensibles, pero no en la misma medida ni

ante los mismos estímulos.


La sensibilidad no es algo mensurable,

codificable ni verificable por otros.

Un poeta no es más o menos sensible

que otros poetas, sujetos o aspirantes.


Lo que lo diferencia es que trabaja con

eso, es uno de sus recursos (para usar

una palabra sensible a la expansión en

curso: cada vez se le descubren más

aplicaciones humanas)


El poeta podría no ser alguien muy sensato:

Basta con que maneje algunos códigos del

sentido común, para ser entendido; luego,

podría no compartir esos valores propios

e impuestos por el sentido común.


Ésto no implica una merma en su sensibilidad

sino una orientación particular y diferente:


Nunca se puede sentir lo mismo que un

poeta, ni que ningún otro sujeto o aspirante.


La sensibilidad puede desarrollar en cualquier

sentido y dirección.

Que otros no sean sensibles a lo mismo que

uno, no significa que no sea posible, y hasta

aceptable sentir distinto.


No podemos negar lo que no conocemos ni

sentimos, más allá del sentido común que

sirve para comunicarnos y sólo exige sumisión.


La sensibilidad, no es algo mensurable,

clasificable, codificable ni verificable:


Si tenemos códigos, no podemos ignorar

ni despreciar la sensibilidad ajena,

aunque no la apreciemos, dado que nos

es ajena: no la conocemos.


Sólo compartimos una parte menor

de la sensibilidad habiente en el orden

material, y ni siquiera somos los más

sensibles de la fauna planetaria:


Bastaría preguntar a cualquier otro

animal qué tan sensibles nos perciben.

Algo tan imposible como absurdo:


Ellos no hablan con nosotros, y si lo

hicieran no lo apreciaríamos; nadie

sensato es sensible al juicio de otro

animal.


El mundo sensible nos sigue resultando

algo tan misterioso como ajeno.


La sensibilidad, como la creación

son misterios que exceden lo racional.


No hace falta ser un genio

para hacer algo genial,

basta ser tan sensible

como cualquier sujeto sensato


pero con otro sentido.



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