(Aparicio Custom)
En defensa de la fe,
nos servimos
del beneficio de la
duda:
Sólo se cree lo que
no se conoce.
Nadie sensato puede
juzgar
aquello que no
conoce.
La fe, es un cultivo
inorgánico que,
como otros, requiere
un tiempo.
Hay demasiadas
formas de practicar
el cultivo de la fe,
como para incluirlas
a todas en la misma
duda.
Si bien todas tienen
sus defensores y
detractores, no hay
dudas: la fe ofrece
más beneficios que
la duda.
No hay nadie que no
necesite aferrarse
a algo para
mantenerse en pie, aunque
no pueda levantarse
de su cama.
La fe, es una cama,
donde uno se abandona.
Mientras ella no nos
abandone, habrá
alguna esperanza, es
decir un sentido.
Puede haber otros
sentidos, pero no hay
dudas en cuanto a la
fe: Para algunos, es
la plenitud del
sentido.
II
En condiciones
ideales, cada uno es libre
de abrazar su propia
fe y elegir el objeto.
Pero sabemos que las
condiciones ideales
son una entelequia:
La realidad poco tiene
de ideal, lo que no
impide que podamos
abrazar cualquier
cosa.
Toda fe merece una
oportunidad:
Es una buena causa
para cualquier feligrés.
Todas las causas
tienen una parte justa, que
merece ser
respetada, aunque uno no tome
parte en ella, o no
crea formar parte de
ninguna fe (algo
por demás dudoso)
Al menos, habría
que respetar el beneficio
de la duda. No hay
muchos más beneficios.
La fe no contempla
la parcialidad, ni la
neutralidad: Se
cree o no.
En defensa de la fe,
hay argumentos sobrados,
como el valor de los
ideales que nos elevan
por sobre el mundo
material.
Ningún argumento
pudo ser probado ni
verificado como
verdadero, pero al creyente
lo tiene sin
cuidado: no necesita que otros
verifiquen su fe,
que es soberana.
III
En defensa de la fe,
están sus efectos conocidos.
Puede unir o dividir
con la misma pasión:
Las pasiones son
así, y son necesarias, po lo que
sabemos de la vida.
No sabemos
demasiado, pero una fe indefensa
no prospera ni se
expande. Y la esencia de la fe
es la expansión,
para que todos podamos gozar
compartiendo la
misma fe.
La aspiración a la
unidad, es tan antigua como
la fe, o acaso más.
No sabemos.
Hay que mantener la
humildad: No podemos ser
arbitrarios, la
parcialidad sólo lleva a la destrucción
y el caos.
Es mejor ser
respetuosos con todos los cultos
y sus modos de
cultivo.
Defendamos la fe, al
menos la parte que lo
merece.