(Olegario Saldívar)
Protocolizar cada desove,
rastros rústicos, rastrojos,
coles e hinojos, observar los
protocolos sin bemoles
y hacerlos observar como
el estiércol de los caracoles.
Incorporar el protocolo del espliego,
del anacardo y el díctamo, sin
olvidar la ortiga nativa.
Recordar los sucesivos pasos
que diferencian al caracol de
la babosa o a la caracola del
baboso (los géneros les chupan
un huevo: son hermafroditas;
cualquiera pone huevos)
Hacer esquemas replicables
que maduren y resistan
la combustión del fuego
(fuego amigo y enemigo, sujetos
al mismo protocolo)
Desbrozar las voces soterradas,
los brotes dudosos; eliminar toda
sospecha de maleza y especies
sospechadas de complicidad.
Hay protocolos para librar la tierra
de impurezas, carpir y desterrar lo
estéril y lo inútil.
Y los hay para enriquecer tierras
incultas con el abono humano y
su cultura superior a todas.
Tenemos una Historia que respetar
y hacer respetar. Hay protocolos.
Si pisamos esta tierra
es para dejar huella.
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