(William Arsenio Pereira)
El anticuerpo pasó a mejor vida.
Nadie lo llora ni lamenta, no hay
tiempo para elaborar el duelo.
Otros continuarán su lucha, hay que
dejar lugar a las nuevas generaciones:
Todas las generaciones precedentes
lo han hecho, por tanto es correcto.
La generación de anticuerpos no se
detiene, se necesita un buen número:
Un anticuerpo solo no tiene ningún
valor; la cantidad hace la fuerza.
Los anticuerpos unidos jamás serán
vencidos; o sí, son contingencias de
la lucha:
La vida es lucha y es conflicto, se
imponen los más fuertes.
El anticuerpo es un servidor del orden.
Tiene una misión en la vida: Luchar y
mantener el orden, función esencial.
El anticuerpo no le saca el cuerpo al
trabajo de luchar. No vacila, sabe que
puede caer en servicio, pero la función
debe continuar: Sin continuidad no
hay orden ni progreso.
El enemigo no descansa, el servidor
debe estar despierto.
El anticuerpo no vacila: bacilo, bacteria
y cualquier patógeno invasor, se las verá
con él. Sabe que en la lucha puede perder
pero que si no lucha está perdido:
La vida es lucha y reproducción,
más tareas de mantenimiento para
reproducir las condiciones de lucha.
El combate no termina; el enemigo no
descansa y también se reproduce.
Es esencial identificarlo para combatirlo,
aniquilarlo y hacer justicia. El trabajo de
hacer justicia es duro y es ingrato:
Hay que hacerla todo el tiempo,
y rehacerla; no es un trabajo amigable.
Pero alguien lo tiene que hacer.
El anticuerpo sabe que la lucha puede
terminar con su vida, pero la lucha no
termina con su vida:
Otro ocupará su puesto, nadie es
irreemplazable, entre todos hacemos un
cuerpo. El que no vive para servir, no
sirve para vivir. Dice el patrón biológico.
El anticuerpo es gregario y territorial. No
vacila en defender su territorio ante el
enemigo invasor. Sea bacilo, bacteria o
cualquier patógeno reconocido.
Con los virus el trabajo se complica,
cuesta reconocerlos, lleva un tiempo.
Son difíciles de identificar, y cuando
se ven reconocidos, mutan.
El engaño es su arma más peligrosa:
Son capaces de burlar al anticuerpo, hasta
el punto de hacerlo trabajar a su servicio.
En esa situación, el espíritu de cuerpo
fracasa y no hay mucho para hacer. No
nos engañemos:
No se puede confiar mucho en las fuerzas
del orden.
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