(Germán Singerman)
Un dechado de virtudes
siempre da que hablar.
Es un dicho engañoso un
dechado de virtudes, pero
el engaño bien tramitado
puede ser una virtud.
Un dechado de virtudes,
incluso de virtudes desechables
siempre da que hablar:
Hablar es fácil, no hace falta
más virtud que la de ser hablante,
si es que califica como virtud
emitir sonidos con algún sentido.
Entre los hablantes, la mayor parte
de lo hablado es desechable, dicen
los que saben.
Más difícil es no hablar, pero no
es reconocido como virtud entre
nosotros, los hablantes y todos
sabemos que el que calla, otorga.
“Este muchacho era un dechado de
virtudes, hace mucho. Prometía más
de lo normal cuando joven, tenía un
potencial superior a cualquier promedio.
Pero no lo aprovechó, fue un desperdicio.
Ahora hace changas, vive al día y no tiene
nada que envidiar:
Es un desperdicio ejemplar, un ejemplo
para no desechar.
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