(Aparicio Custom)
Dios sabe lo que hace,
eso está fuera de discusión:
Todo lo demás es discutible.
Dios sabe lo que hace,
aún cuando no hace nada:
Sabe por qué lo hace, a diferencia
de nostros, que a veces no sabemos
qué hacer, y lo hacemos a sabiendas.
O, por el contrario, no hacemos nada
sin tener ningún motivo para hacerlo.
Solemos, también, discutir sin motivo
cuando podríamos hacer otra cosa.
Dios, en cambio, no discute: Él está
fuera de toda discusión. Es cierto que
no tiene con quien hacerlo, pero si
quisiera lo haría, porque Él todo lo
puede, sólo Él, y eso está fuera de toda
discusión.
II
Dios sabe lo que hace
y todo lo que hace es perfecto,
tanto como lo que no hace:
Es perfectamente simétrico,
la simetría divina es infinita
y está fuera de discusión.
Nosotros, por el contrario, discutimos
casi todo, reflejando la asimetría que
nos constituye, así como también nos
une.
Somos mayormente asimétricos
y no buscamos la perfección, ni
aspiramos a ella.
Al contrario, valoramos la asimetría
que nos excita y nos permite competir:
Confrontamos, quien es el más inteligente,
el más astuto, el más rápido o el que posee
el miembro más largo.
Luego vienen las discusiones, que también
nos excitan: somos dados a la excitación
por naturaleza.
Hasta discutimos a Dios. Él nos deja hacer.
Calla y no hace nada, ha de tener motivos:
Dios sabe lo que hace, y sabe que todo lo
que haga o deje de hacer, no podrá ser
superado y está fuera de discusión.
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