(Sandalio Murchison)
Pero ese día aflojé
en alguna medida.
No sé, nunca fui flojo
ni fui ciego, pero ese
día aflojé.
Como un esfínter que
se afloja y olvida su
función excluyente
perdiendo presencia y
consistencia y hay que
tirar o descartar.
No conocía flojeras
ni la palabra pusilánime,
era ajeno al vacilar sin sustento
de los débiles.
Pero ese día aflojé, perdí el
control, la voluntad y el eje.
Como una pasta acéfala
que perdió su eje y se despista
entre los pastos.como un eje
empastado que pregunta.
Como un tornillo flojo que no
volverá a ajustarse a nada,
apegado al libre juego de girar
en vano.
Gira en vano, reconcentra
la funcionalidad perdida que repite
todo movimiento será tan inútil
como su opuesto.
Después recuperé el control,
pero ese día aflojé.
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