(Horacio Ruminal)
El mundo del trabajo es tan
diverso como las fuerzas vivas.
Hay trabajos más atractivos
qu otros, aunque es difícil
localizarlos: son muy pocos,
y hay que estar capacitado.
Un trabajo atractivo, no sólo
es algo extraño y escaso, sino
que por lo mismo, es objeto
de disputa.
El que lo obtiene, es difícil
que lo abandone:
Esa es la gran diferencia con el
común de los trabajos, definidos
por el deseo de abandonarlos.
Si no fuera por la necesidad, nadie
ocuparía esos puestos de trabajo,
y todo el mundo estaría realizando
trabajos deseables o atractivos.
La realidad sería más deseable, se
podría pensar, aunque también
crecería la desocupación:
Hay pocos trabajos atractivos, tanto
como deseables, y la disputa subiría
de tono, alcanzando niveles alarmantes.
Eso generaría otras dificultades,
y obligaría a las autoridades a tomar
medidas para salvaguardar el orden:
Alguien tendría que hacer el trabajo sucio,
que llegado el caso sería el único necesario
para que todo funcione como debe ser.
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