(Dudamel Rambler)
Lloraba, sí, pero no era
ese llorar genérico que todos
frecuentamos, o conocemos.
Lloraba, pero era más
que un llanto, o acaso
no era tanto.
Llorar, cualquiera llora,
hay motivos suficientes.
Incluso hay quienes lloran
sin motivo, sólo por necesidad.
O lo hacen cuando quieren
como los actores, que se ejercitan
en controlar el llanto a voluntad
como cualquier esfínter controlable.
(Para llorar con éxito, importa más
saber llorar que por qué se llora)
Éste no era un llanto controlado:
Lloraba con un sentido diferente,
como quien llora peyorativamente
(No hay que subestimar al verbo
peyorar, ni antes ni después del
llanto. El sentido peyorativo, es
parte del manojo de sentidos que
frecuentamos y es tan humano
como cualquiera, sino más)
Pero llorar, lloraba, si es que eso
se puede llamar llorar. No sé si
lloraba o peyoraba, no quiero ser
peyorativo: Cada uno llora como
desea, o como le sale.
No sé si lloraba, o peyoraba,
o peyoraba para no llorar.
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