(Nicasio Uranio)
Me gusta cuando encallo
varado con mi vara
en un puerto muerto o una calle
perdida o en un abra.
Me gusta cuando encallo
porque estoy aquiescente
y tan lúcido como un pez
fosforecente.
Me gusta encallar y repetir
como silente pez con su cayado
que ha perdido el pelo, pero no
las agallas.
Me gusta cuando encallo
como ese pez silente, cabizbajo
y sin dientes, esperando que amaine
el aguacero.
No te arrepientas de tu mal gusto,
seguro que hay peores, compañero.
Eso también es bueno
porque es parte de la diversidad.
Me gusto cuando encallo,
ahí vuelvo a ese yo que supe ser,
ajeno a todo como ese pez traslúcido
que nada:
Nada solo, en su mismo sentido,
sin anonadarse, ni acalambrarse.
como último recurso.
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