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jueves, 30 de junio de 2022

El buen lector

 

(Tomás Lovano)

 

El buen lector, en otros tiempos era

bastante común oír hablar de él, en

un sentido genérico, aunque nunca

estuvo muy claro qué significaba.


Hoy, es más bien raro encontrar

individuos de esta especie, ya sin

adjetivo: es raro encontrar lectores

en el sentido original y auténtico:

personas que compran y leen libros

(o al menos lo último)


De los que subsisten, una buena parte

se reconvirtió y prescinde del libro

como objeto: un cuerpo que pesa y

se deteriora como todos los cuerpos.

Leen en pantallas.


Más allá del detalle histórico, que no es

más que un hecho anecdótico, producto

de la evolución de las industrias

culturales (la lectura adaptada a las nuevas

ofertas tecnológicas), la frase todavía tiene

alguna vigencia: Sigue habiendo industria

editorial, hay autores de moda y todo parece

indicar que el negocio aún funciona.


Pero esa conjunción, antes como ahora, no

deja de describir a un personaje dudoso:

¿Qué es, qué significa, quién es el lector

que merece el adjetivo?


Sin duda, el tema da lugar a distintas

interpretaciones. Enumerarlas, excede las

pretensiones de este texto que se autopercibe

humilde y, lejos de poder agotarlas, sólo

aspira a consignar algunas y queda abierto

a los aportes desinteresados de cualquier lector/

a/e/x si lo hubiera:




1) El lector eficiente, que lee a primera vista

y puede despachar un buen volumen de escritura

en unos pocos minutos.


2) El lector indulgente: Todo lo que lee le parece

bien, no juzga. Tiene una actitud positiva y lo

perdona todo, como decía Oscar Wilde, menos el

talento. Tiene la suficiente empatía para sentirse

cómplice de cualquier desaguisado y disfrutarlo.


3) El lector metódico, que se obliga a leer una

cantidad de páginas al día, para completar al menos

dos o tres libros en el mes.


4) El que siempre vuelve a los clásicos,

porque no hay nada nuevo bajo el sol, y se

sabe que todo salió de ahí.


5) El que lee los libros de moda, para estar

actualizado y tener tema de conversación entre

otros de su misma especie.


6) El lector sensato, que siente que no puede

confiar en sí mismo para elegir y participa de

grupos de lectura y se asocia a círculos de

lectores.


7) El lector libre de prejuicios, que entra a una

librería para hacer tiempo. No pensaba comprar

nada, pero se siente atraído por una tapa, una

imagen, un título o por el nombre extraño deç

ese autor que no conoce.


8) El que completa todas las lecturas obligatorias,

y espera por nuevas obligaciones.


9) El que no corre riesgos: Sólo lee lo que le

recomiendan los que saben más que él, casi siempre

son amigos y se lo pueden prestar.


10) El que ante la dificultad de la lectura y la ausencia

de todo placer, avanza con una voluntad digna de mejor

causa porque hay que terminar todo lo que se empieza.


No tengo ritmo (pero tengo códigos)

 

(Senecio Loserman)

 

El ritmo es una forma,

las relaciones que trama

la armonía son el fondo,

el contenido que progresa

bajo esa forma.


El ritmo es estable como valor

de uso, pero le agrega valor a

cualquier melodía dudosa y da

lugar a los tiempos débiles y

fuertes de la armonía.


El ritmo enriquece la aspiración

sonora más humilde que algo

emita, y produce algo apto para

ser reproducido: el valor de cambio.


El ritmo es pura reproducción, la

reproducción es la base de todo

valor que se precie, es decir, de

todo lo que cuenta.


Contamos los pulsos

y obtenemos este ritmo: Podemos

cambiar, reformular, subdividir,

quitar o agregar figuras y alterar

acentos. Pero el valor se mantiene

en la medida que pueda repetirse:


Casi todo puede repetirse.


El ritmo, esa forma, sirve para

establecer el orden y organizar

el cuerpo sonoro.


Marca los pulsos para que la

armonía respire y se mueva en

un sentido, u otro, y pueda fluir

en libertad, observando las pautas

establecidas.


Sin el ritmo, la armonía vacila;

no sabe moverse por sí misma.


Si la armonía se detiene, el ritmo

permanece, vacío, como estructura:


Un lugar propicio para

que cualquiera lleve su basura

y obtenga algún valor


(Enseguida aparecen interesados,

seguidores, compradores y hasta

puede surgir un club de fans)


Una buena señal para los mercados,

donde todo circula con un ritmo

propio y soberano.


lunes, 27 de junio de 2022

La inversión del dogma

 

(Epifanio Weber)

 

¿Cuántos dogmas necesita un hombre?

¿Cuántos, para conformar un buen

creyente autosuficiente?


No muchos más que un perro,

dijo una voz oracular que era

casi un maullido.


¡Oh, my God!


Viejos dogmas resisten

y compiten con los nuevos

emprendimientos dogmáticos.


La creación es un acto de fe:

Un creador sano debe creer

en lo que crea, la vocación

se alimenta de la fe.


II

La creación es un acto de fe,

pero ante todo es inversión:

El creador invierte tiempo

y energía en un objeto.


El Creador invirtió en nosotros

-su rebaño-


(Invirtió parte de su tiempo en

crearnos, aunque tenía mucho.

Invirtió energía divina, recursos

e invirtió Amor: Todo eso tiene

de sobra.

Tampoco tenía muchas opciones

para invertir entre tanta tiniebla)


Agradecemos la inversión.



III

La inversión es un acto de fe:


Invertimos todo el día

para obtener la noche.


La noche la invertimos en sueño

y reposo para recuperar energías

vitales y emprender el nuevo día.


Podemos invertir: Según como

hayamos invertido nuestro día,

sucederá la noche.


Invertimos la vida

para anochecer en paz,

sin tener que temer ni temblar.



IV

Es conocido, el caso de un emprendedor

errante, que estaba en la ruina, carcomido

por las deudas y a punto de claudicar y

caer en el vicio y la abyección.


Pero un creyente se compadeció, creyó en

él: le ofreció su casa de campo, y le confió

unos valores para que los trabajara, y alguna

hacienda para que administrara y se

entretuviera en algo útil.


El emprendedor moroso supo invertir, creció

su fe, y no solo canceló sus deudas sino que

pudo invertir su condición deudora que tornó

acreedora y reembolsó con creces la suma al

creyente.


Amasó una fortuna, hoy tiene inversiones

diversificadas en casi todos los campos,

incluso en el campo de la fe: Tiene su

propia Iglesia, donde recibe a sus fieles

y recoge los frutos del amor, de aquel

prójimo que supo creer en él cuando

nadie creía, y confió…


Gracias a la fe, el otrora moroso incobrable

recuperó el honor, la estima, el reconocimiento

público y el crédito. Ahora es la envidia de

todo inversor sano: Un ejemplo de lo que

puede hacer la fe, y de como el Amor vence

a la Mora.


V

El dogma de la inversión

mantiene su vigencia indeclinable,

mientras otros descaecen, pierden

adeptos, seguidores y anochecen

como cualquier feligrés.


Invertir en dogmas, siempre resultó

un buen negocio; una de las inversiones

más seguras junto a la producción de

armas.


Hay buenos pronósticos:

La inversión dogmática mantiene

su ritmo y puede seguir creciendo

a niveles aceptables.


VI

No sabemos cuántos dogmas

necesita un perro; es probable

que algo más que un gato, que todavía

no desarrolló la capacidad de reconocer

que necesita un amo.


¿Nosotros tenemos suficientes?



No necesitamos una respuesta,

no necesitamos más preguntas.


La fe otorga todas las seguridades

que pueden necesitarse, para seguir

invirtiendo.


Aunque colapsaran todos los dogmas

estaríamos a resguardo: Sabemos, que

mientras haya inversión habrá futuro.


Los otros dogmas pueden caducar,

no son muy relevantes y están sujetos

a la evanescencia de los mercados

(una buena metáfora para invertir)


La inversión produce más sentidos

de lo que se cree: en un sentido

inverso, es tan necesario invertir

como ser invertido.


Debemos ser capaces de atraer las

inversiones que necesitamos para

seguir creyendo, hasta que sea la

noche.



¡Oh, my Dog!

¡Oh, my Cat!


(los gatos son criaturas crepusculares,

gustan salir de noche)


Codicia y códigos

 

(Onésimo Evans)

 

No confieses lo que no sabes.

No develes, no reveles

niveles inferiores de tu conciencia

ignorada.


No codicies el código de barras

de tu prójimo ni barruntes los alcances

de la sana envidia ante el confesor

de turno, ni ante el confesionario

de tu propia conciencia en desarrollo.


No desarrolles necesidades vanas

ni presumas de la mediocridad que viste

tu condición precaria: Poco sabes,

y ni siquiera tienes la certeza.


Nadie sabe en qué rincón

anida el eje de sus sueños:

Sólo se sueña lo que se merece.

Nadie espera que confieses.


No re vanaglories de los deseos inconfesables

que atesoras en secreto: Es probable que no

difieran mucho de los del vecino, el prójimo

o el enemigo interno.


domingo, 26 de junio de 2022

Información secreta

 

(Ricardo Mansoler)

 

Se informa:


La información que contiene este

poema no es confiable.

Podría ser falsa, dudosa o algo peor:

estar desactualizada.


Hecha la salvedad, el mismo ofrece

un argumento que acaso sirva como

atenuante:


Es natural a toda información

el estado desactualizado:

Casi toda la información disponible

necesita ser revisada, chequeada y

actualizada; incluso ésta.

 


II

El poema lo sabe, la información

posée una vida útil acotada,

a diferencia del poema

que no tiene ninguna.


Pero tiene otros recursos:

El poema está formado de recursos

aunque no todos se perciban (hay

que disponer de alguna información)


El tiempo es el recurso natural por

antonomasia para estos artificios.


El poema se toma su tiempo,

es ocioso explayarse, extenderse,

hablar del tiempo en el poema.

Aunque no puede permanecer ajeno.


Hay un poema ajeno que nunca

termino de leer: No pasa, se llama

(Cuando leemos muchas veces un

poema, pasa que deja de parecernos

ajeno)

 

 

III

No se sabe con certeza si el poema

resiste al tiempo, o lo contrario.

Pero son pocas las certezas, dentro

y fuera de los poemas:


Pasamos de un poema, a otro.


Nadie sabe con certeza qué es un poema.


Se informa:

 

Es una forma que no forma ni informa;

sólo resiste, a veces, el paso de un

número de lecturas que le agregan

tiempo: cifra dudosa, como todas, y

como tanta información que circula

con sentido dudoso y sin otro destino.


Pero los poetas no resisten ningún

archivo.


sábado, 25 de junio de 2022

El futuro es ahora

 

(Germán Singerman)

 

Desperdicié mi vida útil, no supe

aprovechar las oportunidades:

estaba distraído en otras cosas

como para poder tomar buenas

decisiones.


Por suerte cobré conciencia, y

ahora, con una actitud positiva,

tengo otra mirada. Estoy decidido,

hay que mirar para adelante: No

pienso dar un paso en falso.

Lo pasado, pisado.


La vida útil ya fue, ahora hay

que enfocarse, estar dispuesto

y decidido a aprovechar la otra.

Vamos por más.


Hay que vivir el presente en

plenitud y disfrutar cada segundo

como si fuese el último.


¿Cada minuto es un minuto menos?


No, ni pienso en eso.

Ahora tengo una visión superadora,

no pienso en minutas ni en secuencias

inasibles:


Pienso en eones

y gozo el nanosegundo a full.


La contraprueba del amor

 

(Dudamel Rambler)

 

Clasificar las huellas del pasado,

verificar la trazabilidad

del presente entre los nodos

encontrados, la vibración

embalsamada del amor, cuanto

más binario menos arbitrario

¿O no?


Segundos afuera, dijo una voz popular:

El amor, si algo es es binario (salvo los

amores imposibles)


Pero hoy disponemos de otras opciones,

terció un verificador tercerizado y

muy autorizado: Está el poliamor, más

amorfo pero más seguro y sustentable.


Eso estuvo demás, deslizó un colaborador

habilitado (aunque ante las dudas, la

autoridad arbitral debió recurrir al VAR)


Lo que siguió es aleatorio,

como la velocidad de un estímulo imprevisto

que desata una catástrofe, tan perfecta como

evitable (la perfección es algo evitable)


Había que tomar una medida ejemplarizadora

para restablecer el orden interno y poner fin

a tanta desmesura.


Un perfume superfluo y un trípode

vencido y olvidado, anunciaban la

ausencia del agrimensor, un hombre

añoso y anacrónico que bien podría

haberse retirado.


Pero el amor es más fuerte,

la vocación intensa y no tenía

los aportes suficientes.


Hay que creer en cosas pequeñas,

en pequeñas dosis,

dosificar la realidad de las aspiraciones

y esperar el dosaje.



Sueño con barbijo

 

(Abel A. Borda)

 

Veamos, dijo mi terapeuta

Qué significa el barbijo:

Algo que nos protege, y sobre todo,

protege al Otro: El Otro puede

sentirse un poco más seguro de

nuestras emisiones, y podemos

cosechar empatía: Cuidar al Otro

nos protege a todos. ¿Me sigue?


-Hasta ahí, me pierdo entre tantos otros.


Bien ¿Qué más es el barbijo?

Un elemento personal, que no se comparte

ni se presta.


-Si quiere le presto el mío, casi no lo uso…


No, gracias. Digo ¿Qué otra función tiene?


-Una vez vi un video: a una mujer le exigían

barbijo para entrar a un lugar, no lo tenía,

pero se sacó la bombacha y se la puso como

barbijo: entró.


Bien, ahí entramos en tema: el deseo.

¿Usted le hubiera prestado el suyo para

evitarle ese trámite?


-No sé, yo soy un caballero, pero la

caballerosidad tiene un límite…


El ejemplo es bueno: cualquier cosa puede

servir como barbijo si cumple la función,

la función de ocultar algo…


-Esta mujer era atractiva, no tenía nada

que ocultar, para mi…


Usted hubiera querido que se desnudara,

ahí nomás…


-Como cualquier cristiano de carne…


Pero no es lo común, hay cosas que se

preservan para la intimidad, y ni aún

así… Nadie se muestra como es. La

ropa, que también es un significante,

sirve para ocultar una parte de nuestro

cuerpo. Nuestra cultura está sostenida

en el ocultamiento, la sugestión y el

engaño… ¿Me sigue?


-Hasta ahí, hubiera preferido seguirla a

ella, capaz que en un descuido se podía

ver algo…


El ocultamiento, la prohibición, alimentan

el deseo y desarrollan la fantasía: debemos

imaginar ese cuerpo cuya desnudez nunca

veremos.


-No seamos tan negativos, concedámosle

alguna oportunidad al azar…


Negativo: La neurosis es el negativo de la

perversión. Ahí tiene el espejo,

la perversión no conoce límites, mientras

que en la normalidad cultural de la neurosis

nos ocultamos: cultivamos el ocultamiento

del deseo. Y aquí llegamos al punto:

¿Qué es el barbijo?

Una máscara, que sirve para ocultar la

única parte del cuerpo que nunca cubriríamos,

el rostro: el rostro del deseo (La máscara

cubre todo menos los ojos, para ver el propio

deseo reflejado en otros ojos)


-En el sueño andábamos todos desnudos,

pero con barbijo…


Es perfecto, al ocultar el rostro, todos

podemos mostrar los cuerpos sin ninguna

vergüenza. Un grado de libertad que pocas

sociedades han alcanzado, salvo las culturas

primitivas  (Pero nadie quiere volver al

pasado…)


-No, yo paso.


Habrá sido un sueño agradable…


-Sí, era interesante, después lo quise retomar

pero no pude…

Los sueños son así, suelen prometer más de

lo que dan, pero son un buen material para

interpretar.


-¿Qué hay que interpretar?


Está claro: el barbijo es una máscara

que oculta el deseo, hay deseos que prefieren

ocultarse hasta en los sueños…

 

-Sin embargo, el sueño no era indeseable,

al contrario. Es más, ahora siempre duermo

con barbijo: Me siento más protegido y

acompañado.





domingo, 19 de junio de 2022

Evolución de diseño

 

(Tomás Lovano)

 

Esta serie evoluciona

en tu mismo sentido.


Una serie única, en plena

evolución.


La continuidad es siempre

novedosa. El misterio del

porvenir, está asociado al

sentido de la repetición:


Somos inseparables, diría

el destino si pudiera (no lo

hace, no puede decir nada;

sólo hacer)


Los seres seriales, confiamos

en la evolución de todo lo que

circula como nosotros.


II

La evolución secuenciada en

esta serie, adopta una visión

replicada y escalada de la

estructura del ojo:


Una serie de finas láminas

superpuestas en continua interacción,

duplican y expanden la información

produciendo la ilusión óptica en

evolución:


El horizonte se amplía

hacia el infinito, en función del

movimiento orbicular, fiel al eje

del ojo y al objeto, replicando la

evolución de la ilusión que ofrece

el modelo circular.


Los seres seriales, confiamos

en la evolución de todo lo que

circula junto a nosotros.



Hay un equipo de mortales expertos,

trabajando sin descanso para las nuevas

generaciones.


Avanzan en el diseño del futuro, y están

desarrollando las herramientas necesarias

para la distribución de los recursos de la

felicidad.

 

III

La continuidad arroja resultados positivos,

arroja utilidades.


No hace falta inclinarse a recoger las hojas

que cubren los jardines y obstruyen las

bocas de tormenta: Hay nuevas herramientas

disponibles para mantenerlas en movimiento:

Todas las hojas son del viento.



Soplan nuevos vientos:


La serialidad obtenida multiplica oportunidades

para todos los alcances. Lo suficiente como

para olvidar al Ser, al Ente y otras entelequias

que circulan.

Lo importante es circular

y generar las condiciones para que la evolución

no se detenga y todo siga circulando:

Contamos con recursos, alicientes

y significantes suficientes.


Esta serie seguirá evolucionando

y alimentando el sueño evolutivo

según su diseño avanzado y único,

concebido desde la economía circular.


Esta serie evoluciona

en tu mismo sentido,

tenés suerte:

el mismo de la muerte.


sábado, 18 de junio de 2022

La evolución del tiempo

 

(Horacio Ruminal)

 

Se descompone pero no se desintegra,

afirmaba un interlocutor imaginario

en el poema “hablemos del tiempo”


Pero el poema evolucionó en otro

sentido, y el enunciado se perdió

-junto a su emisor- en las oscuridades

inasibles del tiempo.


Lo que lucía oportuno en un momento,

dejó de serlo durante el desarrollo del

poema (No recuerdo mucho de él,

acaso no haya existido más que en la

imaginación, el lugar donde nacen

todos los poemas que cobran existencia

y los otros)


Un poema toma su tiempo,

no se mide: lo único que se

puede medir es el tiempo.


(Sólo nosotros medimos; los demás

animales viven sin medida, en plena

desmesura. Mientras nosotros medimos

ellos pierden el tiempo, por no conocer

su medida. Nosotros somos medidos,

medimos sin medida: creemos que todo

puede ser medido y nos aventuramos a

medir hasta lo que no se ve; medimos

abstracciones como el tiempo y la

velocidad. Creemos que el hombre es

la medida de todas las cosas: medimos

la volatilidad de nuestras emisiones y

la densidad de los distintos cuerpos.

En realidad, sólo medimos la utilidad:

otra abstracción, aunque aspiramos a

medirlo todo. ¿Una desmesura?)


El tiempo que demora la lectura

de un poema, nunca es el mismo:

varía con cada lector y lectura. No

leemos igual, ni a la misma velocidad,

ni leemos lo mismo. Tampoco el

sentido es el mismo al percibirlo.


El sentido es parte del tiempo

¿o lo inverso?

No hay sentido fuera del tiempo,

tampoco inversión posible

(tampoco es también un adverbio

de tiempo, aunque tampoco es el

único)



II

Es tiempo de respirar.

La respiración del poema

marca su propio tiempo:


Hay un tiempo propio del

poema y otro que lo excede

¿Cómo acertar?


Cuando hablamos del tiempo,

nadie sabe de qué habla;

hablamos sin conocimiento,

eso nos une y nos iguala:

de ahí que sea común hablar

del tiempo cuando no tenemos

de qué hablar (no se extiende

mucho esta conversación: las

propiedades del tiempo tienen

una duración)



III

Es tiempo de respirar.

Se respira tiempo

y el tiempo nos respira

al hablar, callar o entablar

el ritmo y connotar otros

sentidos posibles en el

tiempo.


El tiempo provee sentido

a todos los ritmos y contiene

sus propias alteraciones y sus

pausas.


El ritmo es movimiento,

sin movimiento no hay tiempo:

nadie respira ni es respirado.



IV

Es tiempo de respirar,

la mecánica es simple:

un ritmo binario nos incorpora

a la repetición automática, hay

un tiempo para repetir:


Todo ritmo es único

(Una prueba simple: podemos

observar, al compartir el sueño,

como los ritmos de la respiración

difieren. Para hacerlo, es necesario

mantenerse despierto, y contar con

alguna compañía en estado de reposo

-para algunas experiencias necesitamos

del otro, no son muchas-)


El ritmo es algo natural, como el tiempo

puede ser trabajado y desarrollado:


Podemos respirar en dos tiempos,

tres, o cuatro, con las variaciones

disponibles.


Para ensayarlo y probar las distintas opciones

sólo hay que concentrarse en repetir y sostener

el ritmo adoptado, aunque la condición anterior

y elemental es tener tiempo.


V

Todos tenemos tiempo, mientras respiramos;

el problema del poema del tiempo, son los

límites: Hablar con propiedad del tiempo

significaría extenderse sobre propiedades

que poco conocemos, un discurso sin fin

que excede las pretensiones de cualquier

poema posible o aspirable.


La evolución del tiempo

es un título pretencioso,

a la vez que absurdo: El tiempo no puede

evolucionar, es un concepto abstracto,

inasible e intangible; una noción ilusoria

que sostiene la idea de evolución y tantas

otras ilusiones.


No hay ilusión fuera del tiempo

(sin embargo, la ilusión evoluciona)


La evolución del tiempo

es más que un título pretencioso y absurdo,

es un título imposible:   un buen título.





Música para soñar y reposar

 

(Pascual Rambler)

 

Oíd el ruido

Oíd el ruido odioso

Oíd el odio ruidoso

Oíd el odio del oyente medio

Oíd al oyente renuente, el

Odio que no puede huir y

se acumula entre los cuerpos

provisorios provistos.


Oíd el enduído de su voluntad

acumulada cual sórdido deseo

que no fluye y precipita hacia

los odios primordiales.


Oíd como se irradia en todas

las señales al mover el dial


Oyentes solidarios no se necesitan.

Involuntarios hay suficientes,

no se hacen ni se harán oir:

Solo odian.


Quien quiera oir que oiga,

quien no quiera que odie


¿Quién es quien para no querer?


Hay que saber compartir y empatizar

con el deseo del otro y sus creencias

odiosas que oir se dejan.


Dioses ruidosos y/o silenciosos

libran sus batallas: Oíd los sordos

ruidos que oir se dejan.


Oíd el sonido residual del ruido.

Oíd la desazón acumulada en la

emisión creciente de creyentes

residuales casi iguales que circulan,

en aptitud de ser reproducidos como

ecos.


Oíd aquellos ecos reciclados por

el odio circulante, oíd lo que circula:

Oíd la economía divina en emisión:

Oíd la economía circular entre los

ecos del odio descompuesto.


Oíd los ecos de ajenas emisiones

esperando ser reproducidos

como recursos renovables.


Oíd la ecología integrada a los

nuevos sistemas para aprovechar

el odio residual.


Oíd los excesos emitidos, listos

para ser procesados por los analistas

de sistemas (sistemas para odiar,

sublimar y parodiar el odio)


Oíd lo que se oye,

oíd lo que se deja,

oíd lo que se ignora,

oíd el ruido de la ignorancia

acumulada en emisiones que

se odian entre sí.


Todo es emanación divina,

incluídos los poemas de odio

como éste.


(El deseo divino, sonoro o no,

es incontestable, incognoscible, inefable

e inacabable; pero replicable:


Oíd el repiqueteo cadencioso de la fe

y las feromonas que brotan de sus

esfínteres)



miércoles, 15 de junio de 2022

La evolución del miedo

 

(Horacio Ruminal)

 

                     “El pacifismo, no es más

                       que el culto del miedo”

                                 Leopoldo Lugones


I

El miedo es un sentimiento natural,

no hay razones para deslegitimarlo,

soslayarlo o despreciarlo.


(No es posible librarse del miedo, pero

entenderlo puede ayudar a tramitarlo sin

conflicto y vivirlo en plenitud)


Me temo que hay una prédica antigua

y sin fundamento, que pretende

descalificar al miedo como un sentimiento

inútil, inferior y propio de consistencias

débiles, como la condición femenina, el

pretendido sexo débil.


¿Qué es la debilidad?


En todas las especies hay individuos más

o menos débiles que otros, sin que sea

determinado por el género o el sexo.


Entre nosotros, se impone el rechazo a la

debilidad; un rechazo histórico: Siglos de

cultura acumulada parecen demostrar que

la Historia, no la hacen los débiles; ellos

no cuentan, ni valen: La debilidad es un

valor negativo.


Las comunidades se arman y avanzan en

la dirección que imponen los más fuertes,

aquellos que no temen; nunca los cobardes.


¿Quién dudaría de la historia?


Con argumentos débiles como estos,

llegamos hasta aquí. No nos fue tan mal,

¿no?


No, no voy a polemizar conmigo.

No tengo miedo a la verdad, pero

podría perder.



II

Entre los miedos más populares, está el

miedo a perder, al rechazo, al ridículo,

a la soledad, a lo inesperado, a lo diferente,

a lo desconocido y otros enemigos más

difíciles de identificar, pero que pueden estar

en cualquier parte.


También, el miedo que nos generan algunas

nociones que exceden los alcances de la razón

humana: lo infinito, el vacío, el dentista.


Por último, el más común y del que nadie

escapa: el miedo a la muerte, que es inherente

a nuestra condición: Todos sabemos que vamos

a morir, algo inevitable, y por eso evitamos

pensar en la muerte, una certeza difícil de

soportar, además de la única (Hay quien se

suicida por no poder soportarlo)


Antes de seguir avanzando, debo aclarar:

Sé que asumiendo la defensa del miedo, y

reivindicando este sentimiento natural y

popular, no genero empatía, ni sumo

auspiciantes, ni atraigo inversiones.

No importa, me temo que no tengo mucho

que perder, aunque pueda estar errado y

mi exposición contenga puntos débiles:


“Siempre se debe estar del lado de los débiles,

aún cuando están errados” (E. Cioran)



III

Con la verdad no ofendo ni temo:

La debilidad argumentativa de Artigas, está

a la vista: ¿Qué logró?


El aislamiento, la incomprensión, la división

que siempre espera el enemigo…


Una provincia estratégica del Virreinato, quedó

reducida a un Estado pequeño y dependiente:

Un estado tapón.


Hoy podrían gozar de los beneficios de ser parte

de un país bastante más grande, y en pleno

desarrollo de su dependencia.


¿Fue un ganador, para la Historia?


Con la ignorancia no ofendo ni temo, pero tal vez

si hubiera temido podría haber tomado mejores

decisiones.


IV

¿Hay algo defendible, del miedo?

¿La mejor defensa es un buen ataque?

¿Primero hay que saber defender?

¿No puede haber temor, ni en la mirada?


¿Qué hay que saber para no temer?


El miedo no es inútil, por el contrario, supo

tener una función esencial en la evolución:

Un recurso biológico y natural, para preservarnos

de los peligros y evitar riesgos inútiles.

Todos los animales conocen este sentimiento,

sin el cual no vivirían demasiado.


El miedo, es un componente esencial de la vida

inteligente: Sin él, nuestros ancestros se hubieran

enfrentado de igual a igual con los grandes

predadores, con los resultados imaginables.


El miedo, estimuló aquella inteligencia incipiente

para agruparse, desarrollar estrategias defensivas,

producir armas, etc. (También para establecer en

qué momentos del día, era posible abandonar sus

cavernas en busca de alimento sin correr mucho

peligro)


V

El desarrollo de la inteligencia, alumbró otros

conocimientos, como el fuego, a cuya luz

se hizo visible que las armas, no sólo sirven

para defenderse y tal vez, perder el miedo, sino

para producirlo al otro, y poder someterlo

libremente.


A partir de allí, el desarrollo de la civilización

incorporó la producción de armas, no sólo como

algo natural sino como la industria más importante.


Hoy, nos resulta natural que las sociedades más

desarrolladas, ostenten el mayor poder bélico o

destructivo, e inviertan cada vez más recursos

en esa industria, acaso la más segura.


La ley del más fuerte, no sólo se verifica en el

uso del poder de fuego (aún en su modalidad

disuasiva). La evolución, hizo posible el desarrollo

de otras formas de ostentar y ejercer el poder,

bastante más sofisticadas, aunque no menos temibles.


VI

Como se ve, la presencia del miedo es inescindible

de toda nuestra Historia evolutiva.


No sería sensato ni inteligente negar esta deuda

histórica, que tal vez nunca pueda ser saldada, me

temo.


Tampoco es para soslayar el temor a Dios,

creado y promovido por todas las religiones

(o en su defecto, por Dios)


Es posible que haya evitado males mayores,

aunque ésto no puede ser verificado.


(El temor a ese poder desmesurado y sobrenatural,

ejercido por un Sujeto Incierto, pero más poderoso

que todos nosotros, sería la esencia de todos los

miedos conocidos: El temor a lo desconocido)


Parece razonable la idea que circula en las altas

esferas de la especulación teórica y la investigación

científica: El desarrollo sostenido en la producción

de conocimiento y su expansión inexorable, irá

reduciendo en forma ostensible la cantidad de miedos

disponibles y cultivables, hasta su colapso y

desaparición final, cuando hayamos conocido todo

y no haya nada por conocer

ni nada que temer.

 

 

  De la serie "Evoluciones"  (en evolución)



lunes, 13 de junio de 2022

Tendencias positivas: La dispersión

 

(Carlos Inquilino)

 

La dispersión propende a la unidad,

dijo uno en un descuido, antes

de unirse al éjido perdido

en la memoria de catastros olvidados

(en un abrazo parecido a éste)


No es nueva la idea

de alcanzar el horizonte:


Tampoco es nuevo el horizonte,

aunque hay ideas, con algunas

reservas en cuanto a futuro.


No hay verticalidad sin horizonte,

se puede afirmar sin temor (el temor

es mal conductor: no conduce a nada)


Más allá del horizonte, no hay nada.

Se sabe, nadie perdería el tiempo en

averiguar lo que ya sabe.


¿Qué sabemos del horizonte?


Lo suficiente: el horizonte se extiende

hasta donde se ve, no nos engañemos.


Las criaturas que se arrastran, poseen

una visión parcial:


tenemos un horizonte acotado, pero

con buenas perspectivas a futuro.

Creemos en la expansión:


Nos estamos expandiendo,

en comunión con el Cosmos

y la Mecánica Celeste.


El universo se expande

en todos los sentidos conocidos

y sus opuestos naturales.


La dispersión se expande:

aspiramos a ocupar nuevos espacios,

tenemos un horizonte común, casi

indistinto, casi infinito.


La dispersión nos une,

en un descuido

somos otro:

uno deja de percibirse idéntico

a sí mismo y se desliza, abandonado

por consignas y bacilos entrañables.


Se desciende del hábito

sin alcanzar a sostener la pausa

que resuelva el desatino, para

volver condescendiendo en unidad,

volver a cero en unidad, unidades,

comunidades, diásporas, esporas.


No se puede descartar nada,

ni se puede descartar todo:


La expansión supera toda oposición.

El universo se expande: ya no es el

que era al comienzo del poema.


La dispersión es un camino sin retorno,

como el conocimiento, y la vida.


Pero hay un horizonte y nos observa

mientras disipamos las últimas dudas

en franca dispersión:


La dispersión nos une

a lo unimembre.

 

 

  De  Taxonomía de las fuerzas vivas (en desarrollo)


No te metas

 

(Epifanio Weber)

 

Tus metas no son tus metas,

no te ilusiones. Son parte de

un metabolismo que te excede,

tan ajeno como el cometa que

pasa una vez cada cien años,

y ni siquiera lo viste pasar.


No creas en metas ni en cometas;

el cometa no tiene ninguna meta,

sólo describe su órbita, que es

siempre la misma: un cuerpo

sin objeto, que dura bastante más

que el tuyo.


Nadie emite metas propias, la

propiedad es parte de la ilusión:


Tus metas no son tus metas,

son apenas metailusiones.


No emitas, no prometas, con cometas

excesos que no estén contemplados

en tu mandato metabólico.


Tu metabolismo no es muy distinto

del de otros organismos, algo menos

presuntuosos que circulan, sin otra

meta.


Todos los cuerpos tienen una duración

establecida o estimada, que no repara

en metas, en alturas pronunciadas o

en mesetas.


Mientras tanto, podemos circular

en libertad y observar las órbitas

que pasan: Describir una podría

ser una buena meta.


 
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