(Dudamel Rambler)
En las degradaciones póstumas del fluído
vital y móvil que alimenta al mundo, que
está siendo removido por excavadoras
extranjeras.
En las adyacencias de estos andariveles
opuestos por el vértice, bajo la sombra
señera de una definición tan perfecta
como inaplicable.
En el gen del jején y en el jenotipo
del abrojo, que no canta pero amanece
que no es poco.
En las jinetas machazas de mi flete
(un zaino overo que no se deja montar
ni manosear por naides, incluído este
servidor)
En el jengibre que pica, el regaliz que
endulza sin ser ácido o en la sinceridad
de la genciana, que es amarga y sana.
En el último minuto de descuento
que puede cambiar la historia.
En la inocencia sagrada del cordero
que pierde la cordura y se rebela:
antes muerto que asado.
En la ablución del ciego
que se inclina a
creer en lo que oye
a la luz de un gerundio natural
en plena evolución y oyéndose
replica: ¿Quién oyó?
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