(Horacio Ruminal)
“El pacifismo, no es más
que el culto del miedo”
Leopoldo Lugones
I
El miedo es un sentimiento natural,
no hay razones para deslegitimarlo,
soslayarlo o despreciarlo.
(No es posible librarse del miedo, pero
entenderlo puede ayudar a tramitarlo sin
conflicto y vivirlo en plenitud)
Me temo que hay una prédica antigua
y sin fundamento, que pretende
descalificar al miedo como un sentimiento
inútil, inferior y propio de consistencias
débiles, como la condición femenina, el
pretendido sexo débil.
¿Qué es la debilidad?
En todas las especies hay individuos más
o menos débiles que otros, sin que sea
determinado por el género o el sexo.
Entre nosotros, se impone el rechazo a la
debilidad; un rechazo histórico: Siglos de
cultura acumulada parecen demostrar que
la Historia, no la hacen los débiles; ellos
no cuentan, ni valen: La debilidad es un
valor negativo.
Las comunidades se arman y avanzan en
la dirección que imponen los más fuertes,
aquellos que no temen; nunca los cobardes.
¿Quién dudaría de la historia?
Con argumentos débiles como estos,
llegamos hasta aquí. No nos fue tan mal,
¿no?
No, no voy a polemizar conmigo.
No tengo miedo a la verdad, pero
podría perder.
II
Entre los miedos más populares, está el
miedo a perder, al rechazo, al ridículo,
a la soledad, a lo inesperado, a lo diferente,
a lo desconocido y otros enemigos más
difíciles de identificar, pero que pueden estar
en cualquier parte.
También, el miedo que nos generan algunas
nociones que exceden los alcances de la razón
humana: lo infinito, el vacío, el dentista.
Por último, el más común y del que nadie
escapa: el miedo a la muerte, que es inherente
a nuestra condición: Todos sabemos que vamos
a morir, algo inevitable, y por eso evitamos
pensar en la muerte, una certeza difícil de
soportar, además de la única (Hay quien se
suicida por no poder soportarlo)
Antes de seguir avanzando, debo aclarar:
Sé que asumiendo la defensa del miedo, y
reivindicando este sentimiento natural y
popular, no genero empatía, ni sumo
auspiciantes, ni atraigo inversiones.
No importa, me temo que no tengo mucho
que perder, aunque pueda estar errado y
mi exposición contenga puntos débiles:
“Siempre se debe estar del lado de los débiles,
aún cuando están errados” (E. Cioran)
III
Con la verdad no ofendo ni temo:
La debilidad argumentativa de Artigas, está
a la vista: ¿Qué logró?
El aislamiento, la incomprensión, la división
que siempre espera el enemigo…
Una provincia estratégica del Virreinato, quedó
reducida a un Estado pequeño y dependiente:
Un estado tapón.
Hoy podrían gozar de los beneficios de ser parte
de un país bastante más grande, y en pleno
desarrollo de su dependencia.
¿Fue un ganador, para la Historia?
Con la ignorancia no ofendo ni temo, pero tal vez
si hubiera temido podría haber tomado mejores
decisiones.
IV
¿Hay algo defendible, del miedo?
¿La mejor defensa es un buen ataque?
¿Primero hay que saber defender?
¿No puede haber temor, ni en la mirada?
¿Qué hay que saber para no temer?
El miedo no es inútil, por el contrario, supo
tener una función esencial en la evolución:
Un recurso biológico y natural, para preservarnos
de los peligros y evitar riesgos inútiles.
Todos los animales conocen este sentimiento,
sin el cual no vivirían demasiado.
El miedo, es un componente esencial de la vida
inteligente: Sin él, nuestros ancestros se hubieran
enfrentado de igual a igual con los grandes
predadores, con los resultados imaginables.
El miedo, estimuló aquella inteligencia incipiente
para agruparse, desarrollar estrategias defensivas,
producir armas, etc. (También para establecer en
qué momentos del día, era posible abandonar sus
cavernas en busca de alimento sin correr mucho
peligro)
V
El desarrollo de la inteligencia, alumbró otros
conocimientos, como el fuego, a cuya luz
se hizo visible que las armas, no sólo sirven
para defenderse y tal vez, perder el miedo, sino
para producirlo al otro, y poder someterlo
libremente.
A partir de allí, el desarrollo de la civilización
incorporó la producción de armas, no sólo como
algo natural sino como la industria más importante.
Hoy, nos resulta natural que las sociedades más
desarrolladas, ostenten el mayor poder bélico o
destructivo, e inviertan cada vez más recursos
en esa industria, acaso la más segura.
La ley del más fuerte, no sólo se verifica en el
uso del poder de fuego (aún en su modalidad
disuasiva). La evolución, hizo posible el desarrollo
de otras formas de ostentar y ejercer el poder,
bastante más sofisticadas, aunque no menos temibles.
VI
Como se ve, la presencia del miedo es inescindible
de toda nuestra Historia evolutiva.
No sería sensato ni inteligente negar esta deuda
histórica, que tal vez nunca pueda ser saldada, me
temo.
Tampoco es para soslayar el temor a Dios,
creado y promovido por todas las religiones
(o en su defecto, por Dios)
Es posible que haya evitado males mayores,
aunque ésto no puede ser verificado.
(El temor a ese poder desmesurado y sobrenatural,
ejercido por un Sujeto Incierto, pero más poderoso
que todos nosotros, sería la esencia de todos los
miedos conocidos: El temor a lo desconocido)
Parece razonable la idea que circula en las altas
esferas de la especulación teórica y la investigación
científica: El desarrollo sostenido en la producción
de conocimiento y su expansión inexorable, irá
reduciendo en forma ostensible la cantidad de miedos
disponibles y cultivables, hasta su colapso y
desaparición final, cuando hayamos conocido todo
y no haya nada por conocer
ni nada que temer.
De la serie "Evoluciones" (en evolución)
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