(Horacio Ruminal)
No ocultes tu ignorancia,
ella sabrá como brotar
aunque te empeñes, en las
fisuras de tus gestos más íntimos,
entre los pasos que evitaras
o hacia los bordes de tu propio
tejido conectivo.
No es pecado errar en ignorancia.
No se nace sabiendo ni ocultando,
en esencia, nadie sabe casi nada
de esencias: Nos une esa ignorancia.
No la ocultes, enarbólala en su vuelo,
sin vergüenza ni prurito, más tampoco
te envanezcas. No es un orgullo ni una
carga, apenas un don natural.
Reconócete humilde, ella difícilmente
te abandone. No seas necio.
No ocultes tu ignorancia, ni te ufanes
de todo lo que ignoras. Siempre habrá
quien te supere:
Sólo los ignorantes compiten.
Aceptar la propia ignorancia, es ya
una señal de sabiduría.
No te avergüences de lo que desconoces,
acepta esa verdad, y no la envuelvas
en palabras vanas.
No ocultes tu ignorancia, exhíbela sin
miedo y enarbólala sin velos
cual si fuera un perfecto bolo nutricio.
Ofrécesela al prójimo, sin ningún artificio.
Si no es él, otro sabrá apreciarlo.
No temas: No son pocos los que viven
de la ignorancia ajena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario