(Onésimo Evans)
No confieses lo que no sabes.
No develes, no reveles
niveles inferiores de tu conciencia
ignorada.
No codicies el código de barras
de tu prójimo ni barruntes los alcances
de la sana envidia ante el confesor
de turno, ni ante el confesionario
de tu propia conciencia en desarrollo.
No desarrolles necesidades vanas
ni presumas de la mediocridad que viste
tu condición precaria: Poco sabes,
y ni siquiera tienes la certeza.
Nadie sabe en qué rincón
anida el eje de sus sueños:
Sólo se sueña lo que se merece.
Nadie espera que confieses.
No re vanaglories de los deseos inconfesables
que atesoras en secreto: Es probable que no
difieran mucho de los del vecino, el prójimo
o el enemigo interno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario