(Éxtimo Cernadas)
Necesitaba un esquinero,
era imperioso encontrarlo
y superar esa falta, o al menos
obturarla con otra:
No es quien un esquinero
-o su falta- para alterar la vida
de ningún mortal que se precie,
sea locatario, locador, garante
en plena concurrencia o testigo
innecesario.
Hay esquineros de distintos precios
y formatos, que se adaptan bien a
cualquier rincón que los merezca.
Busqué en internet: había bastante
para elegir; descarté unos cuantos
hasta que dí con uno, acá a la vuelta
que podía sacarme del apuro.
Salí con decisión:
mis deseos son órdenes, pero no llegué
ni a la esquina; me esguincé en el apuro
(Por suerte, no estaba lejos y pude volver)
Ahora peno entre las esquinas desnudas
de mi monoambiente con amenitties.
Moraleja: La felicidad puede estar a la
vuelta de la esquina, pero hay que ir
con cuidado.
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