(Aparicio Custom)
Diez corazones tiene la lombriz
de tierra (las otras no se sabe)
Nosotros nos arreglamos con uno,
más desarrollado y altamente
organizado. También más grande,
aunque proporcional, por lo común
al cuerpo.
Un corazón muy grande es peligroso,
el aumento de su volumen puede ser
el signo de una disfunción o patología
(No todo crecimiento es auspicioso)
Las patologías del corazón
no se contagian por contacto estrecho,
pero una vez detectadas hay que tomar
ciertos recaudos:
No tenemos más que uno.
Si bien ha habido casos de reemplazo
exitoso por uno ajeno, natural o artificial,
existe siempre el riesgo del rechazo:
Conviene conservar el propio en condiciones
aceptables. No pocas veces rechazamos algo
sin saber por qué.
Si fuéramos lombrices, podríamos prescindir
de alguno, o entregar un corazón a algún
necesitado. No sabemos si hay lombrices
solidarias, la lombriz solitaria no lo parece.
También ignoramos si las lombrices
tienen hijos del corazón: hay bastante
literatura del corazón y no tanta de lombrices.
¿Serán felices?
Difícil de averiguar, pero tengo una corazonada:
Si con un solo corazón a uno le cuesta ser feliz
no quiero pensar en la pobre lombriz, con diez
y a veces once.
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