(Aquino Lamas)
Había naufragado en todos
mis proyectos, las aspiraciones antiguas
se reducían ahora a una mínima expresión.
Eso no me alteraba, no me sentía
fracasado ni vencido.
La soledad tiene un costo, pero también
su costado interesante:
Nos torna más profundos, reflexivos,
y acaso más sabios: Un náufrago
no tiene nada que perder.
Me sabía capaz de todo; siempre lo supe,
aunque nadie compartiera ese conocimiento:
Una verdad, no necesita ser compartida
para ser tal.
Tomé un sertal, para aliviar la digestión
de todo lo que hay que metabolizar
en este mundo arbitrario y decadente,
y conciliar el sueño de los justos.
No sé si fue justo en ese momento,
es poco lo que recuerdo:
Volvió una noche, no la esperaba.
-No sé para qué volviste, yo ya me iba
a acostar.
-Andaba cerca y me acordé que me había
dejado un libro que quería volver
a leer: El arte de amar.
-Ahí debe estar, buscalo. Yo lo leí hace
décadas, varias veces lo leí:
No sirve para nada, el arte no se
enseña, y el amor menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario