(Onésimo Evans)
Se empecinó sin querer,
como esos peces que se dejan
llevar y terminan nadando
contra la corriente.
Lo más común, es que la
corriente nos lleve
a cualquier parte:
un destino compartido.
Luego, una vez allí
no tiene sentido resistir,
por más que uno se empecine
como un peine descartado
por uno de esos peces.
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