(Aparicio Custom)
La señales de humo
fueron un hito en el desarrollo
histórico de las comunicaciones
que desencadenó la evolución.
El humo, como recurso,
es inseparable del progreso
y la civilización productiva,
a la vez que su subproducto.
Una buena parte de la producción
humana produce humo en forma
residual, como consecuencia de la
combustión.
La combustión es algo natural y es
parte de la vida, que es una forma
de consumo.
Toda producción tiene un costo:
La energía que nos mueve
proviene de otros cuerpos, que
sabemos apropiarnos, incorporar y
metabolizar como Dios manda.
Ellos son nuestro recurso natural
para sostener la combustión, la evolución
de las comunicaciones, y producir más
humo.
El humo es inseparable de la actividad
humana, aunque estemos orgullosos de
haber dejado de fumar.
Al fuego le debemos mucho más
que el humo que consumimos. Sin él,
nunca hubiéramos conquistado nada:
La civilización, se conquistó gracias
a las armas de fuego.
Los cuerpos que se queman, también
producen humo como producto residual.
Pero el humo se dispersa, no es necesario
inhumarlo como a los cuerpos residuales
en que evolucionamos.
Las sociedades más avanzadas están
abandonando esa práctica, inclinándose
por la combustión, por razones económicas:
No es razonable destinarle tanto espacio a
los muertos; la tierra es un recurso natural
que hay que aprovechar en vida.
La evolución tiende a reducirlo todo
a cenizas.
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